Cómo saber la compatibilidad por tamaño entre la fuente y el ventilador de la CPU

Última actualización: 14 de octubre de 2025
Autor: Isaac
  • Identifica el tamaño real del ventilador midiendo el marco y, en diseños raros, la distancia entre orificios de montaje.
  • Verifica el socket con CPU-Z y elige disipador compatible; para PSU, es preferible sustituir la fuente completa si falla el ventilador.
  • Escoge ventiladores según uso: CFM alto para caja y presión estática elevada para disipadores y radiadores.

Compatibilidad por tamaño entre fuente de alimentación y ventilador de CPU

Cuando estás montando o actualizando tu PC, una de las dudas más frecuentes es si la fuente de alimentación y el ventilador de la CPU encajan por tamaño y si todo lo que compres será compatible con tu caja. Puede parecer un galimatías, pero en realidad hay normas claras que te permiten comprobarlo sin romperte la cabeza.

En las próximas líneas vas a aprender a medir bien un ventilador, a interpretar sus etiquetas, a entender qué tamaños son estándar y en qué contextos se usan (caja, disipadores, radiadores, PSU), y a reconocer cuáles son las especificaciones clave (RPM, PWM, CFM, presión estática, dBA y rodamientos). Además, verás cómo confirmar el socket de tu placa para elegir un disipador compatible y por qué, si falla el ventilador de la fuente, lo más sensato suele ser sustituir la PSU completa.

Cómo se mide el tamaño de un ventilador de PC de forma correcta

El tamaño de un ventilador se define por su diámetro exterior medido en el marco, no por las aspas ni por el radio desde el centro. En la práctica, como la mayoría de marcos son cuadrados, estás midiendo el lado del cuadrado; por ejemplo, si el borde mide 120 mm, hablamos de un ventilador de 120 mm.

Muchas personas miden solo las palas y se lían porque éstas quedan separadas del marco; si obtienes un valor como 112 mm al medir las aspas, lo correcto es irse al estándar inmediatamente superior, es decir, será un ventilador de 120 mm. Esto evita errores al sustituirlo o al planificar la ventilación de la caja.

Cuando te topes con diseños poco comunes (rectangulares o con marcos no totalmente cuadrados), fíjate en la distancia entre los agujeros de montaje de esquina a esquina. Ese patrón suele respetar un estándar (por ejemplo, montaje de 120 mm) aunque el cuerpo del ventilador sea más grande o con forma distinta.

Otra pista útil es mirar la etiqueta del ventilador: suele incluir un número de modelo que, con una simple búsqueda, te dirá su tamaño exacto. Muchas veces aparece un número que sugiere la medida (por ejemplo, un “12” inicial suele apuntar a 120 mm), aunque no siempre es tan obvio y toca tirar de Google para confirmarlo.

Tamaños estandarizados y excepciones que debes conocer

En PC existe una estandarización bastante sólida de tamaños: 40, 60, 80, 92, 120, 140 y 200 mm son los diámetros más habituales. Los de 120 mm dominan en cajas, disipadores por aire y radiadores de líquida (120/240/360/480), y los de 140 mm también tienen mucho tirón (140/280/420/560 en radiadores de 140).

Históricamente, las fuentes de alimentación llevaron ventiladores de 80 mm en el frontal, pero con el tiempo se pasó a 120 mm y a 140 mm. Aun así, verás muchas PSU con 135 mm (o incluso 139 mm) debido a una vieja cuestión de patentes que popularizó el 135 mm como alternativa al 140 mm en este componente.

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Existen excepciones: hay ventiladores de 100 mm o modelos rectangulares (como algunos de Thermalright) cuyo cuerpo no encaja en una cifra redonda, aunque el patrón de montaje suele ser estándar (por ejemplo, “montaje 120 mm” en un ventilador de 152×140 mm). Si dudas, vuelve a medir la distancia entre orificios para atinar.

Para orientarte rápidamente, aquí tienes una tabla de tamaños comunes y su “sensación” aproximada en uso general:

Tamaños de ventilador más comunes
Diámetro Descripción
40 mm Muy pequeño (mini PC, routers, servidores)
60 mm Muy compacto (consolas, mini PC, embebidos)
80/92 mm Pequeño (ITX, gráficas, disipadores compactos)
120/140 mm Normal (cajas, radiadores, disipadores)
180/200 mm Grande (frontal de chasis específicos)

Compatibilidad del disipador de CPU: socket y soporte del fabricante

Para que un disipador sea compatible con tu CPU, el punto crítico es el socket de tu placa base. Si no lo recuerdas, puedes verlo con la caja de la placa o, más fácil aún, con CPU-Z: en la pestaña CPU, en “Package”, te indica el socket (ejemplo: AM4 o LGA1151).

Una vez tengas el socket, busca un disipador cuya lista de compatibilidades lo incluya. Lo normal es que muchos disipadores vengan con kits de montaje para múltiples sockets, así que no te sorprenda ver compatibilidades largas. Si compras uno no compatible, sencillamente no coincidirán los anclajes y no podrás fijarlo.

Si te da respeto el montaje, no te preocupes: los fabricantes contemplan varios sockets y los manuales a veces son densos. Mira vídeos de tu socket exacto; ver el proceso en tu mismo zócalo ayuda muchísimo a evitar dudas.

Para encontrar modelos, una búsqueda del tipo “disipador + tu socket” en tu tienda favorita funciona muy bien. Y recuerda: compatibilidad con varios sockets es lo normal, no un problema.

Compatibilidad y tamaños de ventilador en la fuente de alimentación

En las PSU modernas lo habitual es encontrar ventiladores de 120, 135 o 140 mm. Antaño, cuando el aire entraba por el frontal de la fuente, eran comunes los 80 mm; hoy lo usual es el ventilador en la cara inferior (o superior, según orientación) con formatos más grandes y lentos.

Si tu fuente hace ruido o falla el ventilador, la recomendación sensata es no reemplazar solo el ventilador: cada PSU está diseñada para su ventilador original (curva, caudal, rodamientos, presión, consumo). Abrirla anula garantía y es peligroso. Lo mejor es tramitar RMA si procede o cambiar la fuente completa. En casos extremos, busca el modelo exacto del ventilador de origen.

Si te intriga qué ventilador monta tu PSU, una búsqueda por el número de modelo interno de la fuente y fotos de despiece suele resolverlo, pero a efectos prácticos la compatibilidad “por tamaño” en PSU se gestiona comprando una fuente adecuada a tu chasis y necesidades de potencia y calidad, no cambiando su ventilador.

Especificaciones clave: RPM, PWM, flujo de aire, presión, ruido y rodamientos

La velocidad de giro (RPM) marca el rango de funcionamiento del ventilador, con una mínima y una máxima. A más RPM, más aire mueve, pero también suben consumo y ruido. Lo habitual es dejar que la placa base controle las RPM de forma automática según temperatura.

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Ese control automático llega gracias al conector PWM de 4 pines, muy común hoy en día. Con el firmware de la placa puedes ajustar la curva para decidir cómo responde el ventilador ante cada rango térmico. Si prefieres, hay software para afinar manualmente esa rampa.

El flujo de aire (caudal) te dice cuánta cantidad de aire mueve un ventilador. Se expresa en CFM (pies cúbicos por minuto), aunque también lo verás en L/min o m³/h. Quédate con la idea de que “más CFM” implica mayor capacidad de ventilación.

La presión estática es la “fuerza” con la que el ventilador empuja el aire, y es crucial cuando hay obstrucción delante (aletas de un disipador o radiador). Se mide en mm H₂O o Pa; a partir de ~2 mm H₂O podemos hablar de presión elevada, muy útil para atravesar bloques con aletas densas.

El ruido se expresa en dBA, medido típicamente a 50 cm y en máxima velocidad. Recuerda que la escala es logarítmica: un incremento de 10 dBA se percibe más o menos como el doble de ruido. Debajo de ~25–30 dBA solemos hablar de ventiladores bastante silenciosos en uso doméstico.

Los rodamientos determinan sonoridad y vida útil. Verás varias tecnologías: sleeve (casquillo) económicos y silenciosos, rifle como mejora del sleeve, ball bearing (bolas) para durabilidad y altas RPM con más ruido, FDB (hidráulicos) muy duraderos y silenciosos, y maglev (levitación magnética) con fricción mínima, vida enorme y precio elevado.

La forma y número de aspas importan: más inclinación tiende a aumentar la presión estática; aspas más anchas buscan priorizar caudal. Es habitual ver 5, 7, 9 u 11 aspas (normalmente números impares), y también diseños que unen los extremos para reducir turbulencias.

Diferencia entre ventiladores para caja y para disipadores/radiadores

Un ventilador “para caja” está optimizado para mover el máximo aire en espacios abiertos, con aspas pensadas para favorecer el caudal y una obstrucción casi nula. Son ideales para entradas y salidas de aire del chasis.

En disipadores y radiadores necesitas superar la resistencia de las aletas, así que interesa presión estática alta. Sus aspas suelen ser más cortas y anchas, con mayor ángulo, para empujar el aire a través del bloque con eficacia.

Guía rápida por tamaños: cuándo tiene sentido cada uno

  • 120 mm: es el formato comodín de la informática actual. Permite mover mucho aire a bajas RPM, suena menos agudo que los antiguos 80 mm y rinde muy bien en caja, disipadores por aire y radiadores de 120/240/360/480.
  • 140 mm: comparte filosofía con 120 mm, moviendo más caudal a igual o menor ruido, aunque en general su presión estática media suele ser menor. Para igualar a un buen 120 mm en presión, a menudo hay que irse a 140 mm de gama alta.
  • 40 mm: típicos de servidores, mini PC y equipos embebidos. Su gran baza es la presión, pero trabajan a muchas RPM (5.000 a 20.000 en entornos de servidor), por lo que resultan extremadamente ruidosos.
  • 60 mm: cada vez menos comunes en PC, más presentes en consolas o mini equipos. Ofrecen caudal modesto y buena presión, con rangos típicos de 3.000–6.000 RPM y una sonoridad elevada.
  • 80 mm: muy usados hace años en cajas y componentes. Para lograr buen rendimiento solían girar muy rápido (5.000–7.000 RPM), lo que los hacía notoriamente sonoros. Hoy se reservan para espacios muy compactos o ciertas gráficas, bajando RPM para no molestar.
  • 92 mm: nacieron como escalón sobre 80 mm, pero no se estandarizaron en cajas. Aun así, son habituales en disipadores de CPU y tarjetas gráficas, con menos ruido que un 80 a igualdad de caudal.
  • 180 mm: formato poco común, limitado a chasis concretos. Mueven mucho aire a bajas RPM (en torno a 1.200 RPM máximo) y son muy silenciosos; su presión estática, sin embargo, es baja.
  • 200 mm: pensados para laterales o frontales de cajas específicas. Ofrecen un caudal enorme con 800–1.000 RPM y muy poco ruido, pero su presión estática es floja, así que son residuales fuera de su nicho.
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Cómo asegurarte de qué cabe en tu caja y qué radiadores soporta

Esto se aplica también a las refrigeraciones líquidas AIO: si la parte superior acepta tres de 120 mm, podrás montar un radiador de 360 mm; si solo dos, de 240 mm; si uno, de 120 mm. Con ventiladores de 140 mm, las equivalencias más típicas son 140/280/420 mm.

Comprueba asimismo el espacio libre en altura para disipadores por aire, ya que un buen “torre” de 120 mm puede chocar con la tapa si tu chasis es más estrecho de lo normal; en las fichas técnicas se detalla la altura máxima del disipador compatible.

Elegir ventilador: equilibrio entre rendimiento, presión y ruido

Lo ideal es buscar una combinación que te cuadre en caudal, presión y ruido al precio que te interese. A más flujo y más presión a altas RPM, lo normal es que suba el ruido. Si no te importa cierto murmullo, un rango de 25–35 dBA ya resulta bastante silencioso para muchos usuarios.

El tamaño condiciona el régimen de giro: uno de 200 mm puede mover el mismo aire a 400 RPM que un 120 mm a 1.000 RPM, de modo que el grande suena mucho menos. Aun así, no asumas que “más pequeño = peor”: hay modelos de 80 mm a ~2.200 RPM con mejor caudal y presión que algunos 60 mm a ~3.000 RPM de gama inferior, así que conviene mirar fichas técnicas.

Si planeas montar ventiladores en radiadores o disipadores densos, prioriza presión estática alta. Para entradas y salidas de caja sin obstáculos, elige modelos centrados en CFM. Y, si buscas silencio, valora rodamientos FDB o maglev y limitar las RPM con una curva suave.

Cómo interpretar la etiqueta del ventilador y su número de modelo

La pegatina lateral del ventilador suele destacar un código de modelo. Si no queda claro el tamaño por la nomenclatura, busca el modelo en Internet: es un dato inmediato y te evita medir. A veces el número ya “canta” la medida (por ejemplo, un 12 como primer par de dígitos sugiere 120 mm).

Si aun así tienes dudas, vuelve a la medición del marco y, en diseños raros, mide la distancia entre orificios de esquina para saber a qué estándar de montaje corresponde. Esa cifra es la que manda a efectos de compatibilidad con el chasis o el disipador.

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