- Dimensiona radiadores y usa ventiladores a bajas rpm para silencio real sin perder temperatura.
- En ruteo, el orden es secundario: importa la temperatura media del agua; serie suele ser más predecible que paralelo.
- Una bomba de calidad basta en muchos casos; dos en serie aportan redundancia y presión extra en bucles exigentes.
- Elige entre AIO (simple y económico) y custom (más rendimiento y flexibilidad) según tus necesidades y mantenimiento asumible.
Si te ronda la cabeza montar un PC potente con una GPU de la talla de una RTX 3090 y un procesador como un Ryzen 9 5950X, es normal que valorres una refrigeración líquida a medida. En este artículo vamos a desgranar, con calma y sin rodeos, cómo sacar partido a un circuito con doble radiador de 360 mm y una configuración de bomba redundante, qué ruta de tubos es más sensata y qué puedes esperar en términos de ruido y mantenimiento.
Además de resolver dudas típicas como si conviene colocar un radiador entre CPU y GPU o si merece la pena optar por dos bucles frente a uno, repasaremos los tipos de kits (AIO y custom), materiales, marcas populares de la escena y pequeños detalles de compra online que conviene tener presentes. Todo con lenguaje claro, consejos prácticos y ejemplos reales de diseño del loop para que lo tengas fácil al planificar.
Qué es la refrigeración líquida y cómo funciona en un PC
La refrigeración líquida, también llamada watercooling, usa un fluido para transportar el calor desde los bloques de los componentes hasta uno o varios radiadores. Ese circuito cerrado arranca en un depósito, desde el que una bomba impulsa el líquido a presión hacia CPU, GPU y otros bloques. El refrigerante, que habitualmente incluye aditivos como etilenglicol para mejorar propiedades y protección, cede el calor en los radiadores con ayuda de ventiladores, y vuelve al depósito para reiniciar el ciclo.
Al trasladar la energía térmica fuera de la zona crítica, el calor no se acumula dentro de la caja como con ciertos disipadores por aire, lo que favorece un ambiente interno más fresco. En consecuencia, los componentes pueden sostener su reloj durante más tiempo y trabajar de forma estable incluso en sesiones intensas, mejorando el rendimiento sostenido del equipo cuando se le exige.
La bomba y el depósito son el corazón del sistema: uno almacena y purga el aire, y la otra impulsa el caudal. Los radiadores (360 mm, 240 mm, etc.) disipan el calor con ayuda de ventiladores, mientras que los bloques —normalmente de cobre niquelado— ponen el refrigerante en contacto con la superficie caliente de CPU/GPU. Tanto el cobre como el aluminio son habituales en el ecosistema por su capacidad para transferir calor, aunque no conviene mezclar ambos metales en el mismo circuito sin la protección adecuada.

¿Refrigeración líquida para un PC silencioso? Lo que debes saber
Si apuntas a un equipo silencioso, la refrigeración líquida puede ser una gran aliada, pero depende de cómo la montes. Cuanto más área de radiador instales (por ejemplo, dos de 360 mm), más margen tendrás para mover los ventiladores a bajas revoluciones. Al disminuir el RPM, cae el ruido de forma notable y aún así se mantiene a raya la temperatura de CPU y GPU.
Frente al aire, el watercooling permite externalizar el calor y repartirlo en radiadores grandes con ventiladores más lentos. Eso sí, no todo es perfecto: los sistemas custom requieren mantenimiento periódico, una instalación más meticulosa y asumir el riesgo —aunque muy bajo si se hace bien— de una posible fuga. Quien busque sencillez absoluta quizá prefiera un buen disipador por aire, pero si vas a exprimir el hardware, el salto a líquida tiene sentido.
Tipos de kits: AIO frente a custom
En el mercado conviven dos familias claras. Por un lado, los AIO (all in one) llegan montados de fábrica, ocupan menos, suelen ser más económicos y se limitan casi siempre a refrigerar la CPU con un solo bloque. Para usarlos basta con verificar que son compatibles con el socket y con la torre, y listo: instalación rápida y a funcionar.
Por otro lado, los kits custom permiten montar un circuito 100 % a medida: eliges bombas, depósitos, bloques para CPU, GPU, RAM o incluso almacenamiento, racores, tubos y radiadores. A cambio de más coste y complejidad (incluye cambios de líquido más frecuentes y mayor ocupación interna), obtienes capacidad de disipación superior y la posibilidad de ampliar el loop a varios componentes, con detalles estéticos como iluminación RGB muy populares en equipos gaming.
¿Qué componentes puedo refrigerar con líquida?
En sistemas custom, el abanico es amplio: procesador, tarjeta gráfica y, si quieres hilar fino, módulos de memoria o unidades de almacenamiento con bloques específicos. En el caso de los AIO de un solo bloque, su función se circunscribe a la CPU. No existe una obligación de enfriar todo; lo más habitual es CPU y GPU, ya que son las fuentes de calor principales y las que más se benefician de temperaturas estables.
Plan de ruteo con dos radiadores de 360 mm y combo bomba-depósito
Imagina un depósito vertical de 400 mm alimentando una bomba, y desde ahí dividir el caudal en dos ramas: una para la GPU y otra para la CPU. Después de absorber calor, cada línea pasa por su radiador de 360 mm y ambas vuelven a unirse camino del depósito. Esta idea suena bien sobre el papel, pero conviene entender qué implica dividir el caudal en paralelo y cuándo compensa hacerlo.
En paralelo, la línea con menos restricción hidráulica se lleva más caudal. Suele ocurrir que el bloque de la GPU y el de la CPU no ofrezcan la misma resistencia, así que una rama “roba” flujo a la otra. Esto no es necesariamente malo, pero complica el equilibrio si no mides. Por simplicidad y rendimiento predecible, muchas configuraciones optan por serie: depósito/bomba → radiador → CPU → radiador → GPU → depósito (o cualquier orden similar). El orden exacto no es crítico, porque la temperatura del agua se iguala muy rápido en el circuito; prioriza un ruteo limpio y sin estrangulamientos.
¿Radiador entre CPU y GPU? Técnicamente, colocar un radiador entre ambos bloques no reduce de forma apreciable la temperatura de la segunda pieza en el orden, porque el agua a la salida de un bloque apenas sube unos grados respecto al promedio del loop. Lo que manda es el agua media del circuito, que depende del total de área en radiadores y del caudal, no del orden exacto. Aun así, ubicar un radiador en medio puede facilitar el recorrido de tubos en ciertas cajas personalizadas: hazlo por comodidad, no por esperar una caída de temperatura drástica de la GPU.
Con dos radiadores de 360 mm tienes mucho margen para usar ventiladores a bajas rpm y mantener el ruido a raya. Cuida la orientación para la purga de aire y deja una válvula de drenaje en el punto más bajo. Un combo bomba-reservorio cerca de una entrada de aire del chasis ayuda a cebar y minimizar burbujas. Si vas a mover la torre con asiduidad, un depósito alto (como ese tubo de 400 mm) facilita el desgasificado y el rellenado.
Una bomba, dos bombas y la idea de redundancia
La redundancia de bomba es un clásico en circuitos exigentes. Usar dos bombas en serie mejora la presión disponible y añade seguridad: si una falla, la otra puede seguir moviendo el líquido, lo que reduce riesgos en sesiones largas. No se busca doblar el caudal infinito, sino tener más cabeza de presión para vencer la restricción de bloques y radiadores. En paralelo también es posible, aunque se aprovecha peor la presión estática.
Para un circuito con dos radiadores de 360 mm y bloques de CPU y GPU, una sola bomba de calidad suele ser suficiente. No obstante, si te atrae la idea de “bomba redundante”, montar dos unidades en serie dentro del mismo combo o en línea puede dar tranquilidad y un margen extra con líquidos más viscosos o bucles complejos. Esa redundancia es más útil que dividir el bucle en dos independientes, pues un único loop con dos bombas mantiene temperatura media homogénea y comparte toda el área de radiador entre CPU y GPU.
Serie vs. paralelo: cuándo dividir el flujo
Dividir el flujo tras la bomba en dos ramales (CPU y GPU) y reunirlo después de sus radiadores tiene sentido si buscas estética simétrica o si quieres minimizar la caída de presión en un bloque concreto. Aun así, en la práctica, la ganancia real puede ser escasa si no se equilibra con válvulas o restrictoras. Por eso, para la mayoría, un ruteo en serie bien resuelto —sin codos cerrados y con mangueras/tubos en radios suaves— rinde muy bien y simplifica la puesta en marcha y el mantenimiento.
Consejo práctico para tu combo de 400 mm: coloca la salida de la bomba directa al primer bloque y evita que la bomba succione aire desde la parte alta del depósito. La unión de las dos líneas (en caso de paralelo) debería estar lo más cerca posible del depósito, para que las microburbujas que puedan arrastrar se purguen rápido en el tanque.
Ventiladores, materiales y bloques: detalles que marcan
En radiadores de 360 mm, los ventiladores con buen rendimiento a baja presión y bajas rpm son clave. A menor velocidad, desciende el ruido sin castigar en exceso la temperatura, especialmente si tienes mucha superficie de radiador. Fíjate en el tamaño y la curva de funcionamiento: un ventilador bien elegido permite reducir el calor de todo el sistema sin necesidad de un perfil agresivo.
Sobre materiales: los bloques de CPU y GPU suelen ser de cobre niquelado para mejorar la resistencia a la corrosión y la estética, con bases activas que cubren por completo la zona de los “dies”. Esa construcción favorece un contacto térmico uniforme y una transferencia eficiente. Es una forma de garantizar una refrigeración óptima en estaciones de trabajo y PCs de alto rendimiento.
Ventajas y desventajas de ir a líquida
Ventajas claras: mejor control de temperatura bajo carga, calor desplazado a radiadores y, con el dimensionamiento adecuado, un funcionamiento notablemente más silencioso. Además, puedes refrigerar CPU y GPU a la vez y mantener la caja más despejada térmicamente. Para usos intensivos —ya sea por trabajo o juego—, el watercooling ayuda a prolongar la vida útil del equipo al evitar picos prolongados.
Contras a considerar: mayor complejidad de montaje, coste superior frente a soluciones por aire y mantenimiento periódico del líquido y de los filtros. Existe la remota posibilidad de fugas si algo se monta mal, y el espacio interno requerido puede ser mayor. Si sólo haces tareas sencillas, quizá no lo necesites; pero si le pides el máximo al hardware, merece la pena valorarlo muy seriamente.
Marcas y opciones de compra
En el panorama de kits y componentes de refrigeración líquida encontrarás nombres asentados como Aerocool, ASUS, Corsair, Cooler Master, DeepCool, NZXT, MSI o Gigabyte, entre otros muchos. En tiendas especializadas como COOLMOD hay catálogos con AIO listos para montar y soluciones custom de todo tipo. Es habitual ver precios competitivos, envíos rápidos y seguros, opciones de financiación y garantías que pueden alcanzar los 3 años en numerosos productos.
Si optas por un AIO para CPU, comprueba el espacio disponible y la compatibilidad con tu socket. Si vas a por custom, elige con calma bloques, radiadores, racores y bomba-depósito. Sea cual sea tu elección, prioriza piezas de marcas fiables, evita mezclar aluminio con cobre en el mismo loop y ten a mano líquido adecuado para cambios y reposiciones.
Preguntas habituales al planificar el loop
¿Merece la pena líquida para silencio? Sí, siempre que sobredimensiones radiadores y uses ventiladores a bajas rpm. ¿Un rad entre CPU y GPU enfría la segunda? El orden no es decisivo: manda la temperatura media del agua, por lo que un radiador intermedio no supone una caída espectacular para la GPU. ¿Paralelo o serie? Serie ofrece previsibilidad y equilibrio; paralelo es viable si controlas el reparto de caudal. ¿Una o dos bombas? Con una de calidad a menudo basta, pero poner dos en serie aporta redundancia y presión extra para bucles más restrictivos.
Ejemplo práctico: 3090 + 5950X con dos radiadores de 360 mm
Para un equipo de ese calibre, un único loop en serie es una opción robusta y fácil de mantener: depósito/bomba → radiador 360 → CPU → radiador 360 → GPU → depósito. Así aprovechas la superficie total de disipación para ambos chips y simplificas purga y drenaje. Ajusta los ventiladores a un perfil silencioso y deja margen en los radiadores para que no superen el umbral de ruido deseado. Si quieres ir un paso más allá, doble bomba en serie dentro del mismo loop te dará tranquilidad sin complicar el ruteo.
Si te atrae el paralelo, vigila el equilibrio de caudal: la rama con menos restricción puede llevarse más flujo. Puedes corregir con restrictoras o diseñando ambos ramales con longitudes y bloques similares. Recuerda que el objetivo es mantener la temperatura del agua baja en el conjunto, y eso lo dicta la capacidad total de radiadores y la eficiencia de los ventiladores, no tanto un punto concreto del camino.
Mantenimiento básico y riesgos
Un loop custom exige revisar nivel de líquido, limpiar radiadores de polvo y cambiar el refrigerante de forma periódica según fabricante. Al montar, prueba fugas con la bomba encendida y el sistema apagado (saltando la fuente si procede), y deja el circuito purgando para expulsar burbujas. Usa racores de calidad y aprieta con mimo: no hace falta forzar. Con estas precauciones, el riesgo de fugas se minimiza y el sistema funciona de manera estable durante mucho tiempo.
Cookies necesarias en tiendas online: un apunte útil
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Con todo lo anterior, ya estás en condiciones de planificar un circuito potente con doble radiador de 360 mm, elegir entre serie o paralelo con criterio, decidir si integras una bomba redundante para mayor seguridad y proyectar un silencioso de verdad. La clave está en dimensionar bien radiadores y ventiladores, priorizar un ruteo limpio y apoyarte en marcas fiables; así obtendrás temperaturas estables sin renunciar a un equipo discreto y listo para rendir al máximo.