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Factor-P: Historia de los ordenadores Made in Spain

Actualizado a: 19 de enero de 2024

Muchos aún no han escuchado hablar de la historia de Factor-P, un proyecto para crear un ordenador español. Ahora es el momento de recordar esta hazaña y otras muchas de la historia de la computación de nuestro país. Te invito a que te sumerjas en ella, descubrirás cosas interesantes que sucedieron muy lejos de Silicon Valley…

Precursores de nuestra historia

Cuando se menciona el comienzo de la informática en España, se suele hacer referencia principalmente a la década de los 80, conocida como la era dorada del software lúdico español. Sin embargo, los orígenes de la informática se remontan al siglo XIX. En 1878, el español Ramón Verea García desarrolló lo que algunos consideran la primera calculadora mecánica capaz de realizar multiplicaciones y divisiones de forma automática. Esta calculadora funcionaba de manera similar a una máquina booleana y precedió a otras invenciones similares. Desafortunadamente, tanto la máquina como su creador cayeron en el olvido, a pesar de la gran importancia que tuvieron en su momento.

Varias décadas después, Leonardo Torres Quevedo creó «El ajedrecista», el primer autómata completamente autónomo del que se tienen registros, y uno de los precursores de la informática en España. Este dispositivo podía jugar al ajedrez contra un oponente humano de manera completamente automatizada, sin necesidad de ser operado por una persona como otros autómatas anteriores. Algunos consideran que este aparato fue el primer ordenador y «videojuego» de la historia.

En 1951, el hijo del inventor de este sorprendente autómata presentó una demostración en el Congreso de Cibernética de París. Todos los que se enfrentaron a «El ajedrecista» perdieron. Recientemente, he recuperado un vídeo de esta demostración que se realizó en dicho congreso y lo he subido al Archivo de Internet, el cual pueden ver a continuación:

Sin embargo, «El ajedrecista», aunque generalmente se destaca como la invención más relevante de Torres Quevedo, no fue su invención más importante. En cambio, lo fue el «Aritmómetro», una máquina creada en 1920 que funcionaba completamente con relés y que permitía realizar casi cualquier tipo de cálculo en cuestión de segundos. Este invento es significativo porque fue la primera calculadora digital de la historia.

Recuerda que un ordenador no es más que una calculadora avanzada, que realiza cálculos aritméticos y lógicos y que luego se transforman en multitud de aplicaciones gracias al hardware y periféricos.

El Boom de la informática en España

A pesar del avance tecnológico que representó «El Ajedrecista» en su época, terminó cayendo en el olvido. El primer ordenador que llegó a España y que se considera significativo fue el IBM 650, adquirido por Renfe en 1959 (aunque no se puso en funcionamiento hasta un año después) para gestionar las nóminas de sus empleados. Actualmente, este ordenador se encuentra exhibido en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt) en A Coruña.

No fue hasta 1963 que se estableció la primera empresa dedicada a la fabricación de ordenadores en España, Telesincro, que se destacó al lanzar al mercado un ordenador notablemente superior a los demás disponibles en Europa, el Factor-P. Este modelo fue un éxito y dio lugar a otros con mejoras, como el Factor-Q y el Factor-R, que se caracterizaban por ser programables. Con el lanzamiento de estos equipos, Telesincro logró dominar gran parte del mercado de ordenadores en España. Durante la década de 1960, el sector informático en el país experimentó un crecimiento exponencial con la aparición de ordenadores de empresas como Philips, Olivetti e IBM, entre otras. En 1963 también se fundó el Centro de Cálculo de Sabadell (CSS), que se volvió muy relevante con el paso del tiempo.

En 1969, se creó en España uno de los primeros precursores de Internet, la Red Especial de Transmisión de Datos (RETD). Esta red de conmutación de paquetes fue la primera en su tipo, adelantándose a Arpanet. El sistema se derivó de una infraestructura desarrollada a mediados de la década de 1960 para interconectar mediante ordenadores las oficinas del banco Banesto.

En 1973, el Centro de Cálculo de Sabadell creó la primera red de teleprocesos en España, gestionada por un ordenador CYBER. Aunque la RETD representó una gran innovación en el ámbito de la informática y las telecomunicaciones, no fue la última. En 1974, se lanzó al mercado el Kentelec-8, uno de los primeros microordenadores europeos, superando por un año al Altair 8800 estadounidense, que inició la revolución de los microordenadores en Estados Unidos. El Kentelec-8 fue creado por Manel Puigbó Rocafort para Ditesa, una filial de Anaya. A pesar de sus buenas prestaciones, con un procesador Intel 8080 y 16 KB de RAM, el equipo tuvo pocas ventas y se estima que solo se vendieron alrededor de 20 unidades a colegios. Desafortunadamente, hay poca información disponible sobre el equipo más allá de algunas fotografías en publicaciones de la época.

Los años 70 también fueron un momento destacado para Telesincro, que en 1972 lanzó el Factor-S, un miniordenador que podía competir con cualquier otro en el mercado. Estaba adelantado a su tiempo, ya que permitía almacenar información en casetes y ofrecía la opción de utilizar un dispositivo conocido como «tambor magnético», que fue uno de los primeros precursores de los discos duros Winchester. Este dispositivo impulsó a Telesincro y comenzó a vender equipos en el extranjero, abriendo oficinas en Portugal y vendiendo varios Factor-S en Francia.

Lamentablemente, esta situación favorable no duró mucho para Telesincro. En 1975, debido a las dificultades que enfrentaron algunas empresas debido a la crisis del petróleo, las ventas disminuyeron considerablemente. Además, IBM comenzó a incursionar de manera más sólida en el mercado español, lo que llevó a Telesincro a enfrentar dificultades económicas.

En 1974, un grupo de empresas españolas, principalmente bancos, junto con la empresa japonesa Fujitsu, fundaron SECOINSA, una compañía dedicada a la fabricación y distribución de ordenadores. Inicialmente, esta empresa tenía la intención de competir con Telesincro con el SECOINSA VO, pero debido a la mala situación económica de Telesincro, SECOINSA acabó absorbiéndola en 1976. Como resultado, todos los equipos que Telesincro estaba diseñando pasaron a ser vendidos como productos de SECOINSA. El primer dispositivo de esta nueva etapa fue el Serie 10, uno de los primeros equipos de la época en ofrecer la opción de utilizar un monitor CRT.

En 1977, el Centro de Cálculo de Sabadell se convirtió en la primera empresa española en procesar los resultados de unas elecciones en España. Durante la década de 1980, la informática en España experimentó un gran auge, convirtiéndose en un referente europeo con el surgimiento de la informática doméstica. Esto se manifestó en la creación de Investrónica en 1980 y la llegada de numerosos microordenadores, así como en el establecimiento de numerosas empresas desarrolladoras de software. Sin embargo, todos estos temas serán abordados en un artículo futuro.

La microinformática en España

En España, ha habido varias experiencias pioneras en el ámbito de la microinformática. En 1973, la empresa Distesa creó el Kentelek 8, diseñado por el ingeniero catalán Manel Puigbó. Esta experiencia creativa fue seguida por la empresa EINA, que bajo la dirección técnica de Jordi Ustrell, fabricó otro microcomputador español. Lamentablemente, ninguno de ellos logró destacarse en el competitivo mercado global.

A finales de los años 80, Comelta y Ctesa se unieron para crear el «Computec S/1», que tampoco logró tener éxito a nivel internacional.

Hacia 1985, hubo dos nuevos intentos de crear el «microcomputador español». Eloy Gómez y otros dos socios fundaron la empresa Algoritmos, Procesos y Diseños (APD), que lanzó al mercado un microcomputador diseñado y construido completamente en España. En 1990, alcanzaron una facturación de 5.300 millones de pesetas.

Alberto Sánchez y Gaspar Granados fueron los fundadores de Computer Technology de España, donde fabricaron los microcomputadores Computer S-1 y CPV-Z80.

Otros microcomputadores españoles incluyen el P’tit, fabricado en Granollers por la firma EINA, orientado a la gestión empresarial, y el modelo Master m-32, fabricado por CECSA, diseñado especialmente para la enseñanza. A finales de 1984, Eduardo Merigó y otros cuatro socios fundaron la empresa Eurohard, que adquirió la compañía inglesa que fabricaba el microcomputador llamado Dragon. A finales de 1984, salió de la fábrica de Cáceres el primer Dragon 64.

Todos estos intentos, cargados de buena voluntad y visión de futuro, no lograron prosperar a nivel internacional debido a la competencia de las grandes multinacionales. Parece ser que la imagen y el marketing son tan importantes, o incluso más, que la calidad intrínseca del producto en sí.

Hoy en día, nadie duda de que el microcomputador es un descendiente de los mainframes y ha seguido su propio proceso evolutivo. Durante muchos años, los microcomputadores no podían conectarse a los grandes ordenadores. Este problema estimuló el desarrollo de la informática personal, y se descubrieron los emuladores que permitían que las PCs se comportaran como terminales de los mainframes. Esto inició la «convergencia» entre los sistemas personales y los grandes ordenadores corporativos.

Un microcomputador es un tipo de computadora personal que cuenta con una unidad central de procesamiento (CPU) integrada en un solo chip. También se le conoce como microordenador o micro PC. A diferencia de los ordenadores de tamaño más grande, como los mainframes o minicomputadoras, los microcomputadores son más pequeños, asequibles y están diseñados para uso individual o pequeños grupos de trabajo.

La arquitectura cliente/servidor apunta hacia la tendencia del downsizing, que consiste en descentralizar las decisiones, aplanar las organizaciones y otorgar mayor nivel de responsabilidad al personal de menor jerarquía.

El primer ordenador que llegó a España

El IBM 650 fue uno de los primeros ordenadores desarrollados por IBM y el primero en ser fabricado a gran escala. Fue presentado en 1953 y se produjeron aproximadamente 2000 unidades desde su primera venta en 1954 hasta 1962. En 1969, IBM dejó de ofrecer servicio técnico para el IBM 650 y sus componentes.

El IBM 650 es una máquina que utiliza un sistema decimal para codificar tanto los datos como las direcciones de memoria. Cada dígito se almacena en un código biquinario, que utiliza varios bits para representar dos variables: una con 2 posibles estados y otra con 5 posibles estados.

El sistema del IBM 650 constaba de tres unidades principales, cada una del tamaño de un armario:

  • Consola (modelo 650)
  • Unidad de alimentación (modelo 655)
  • Lector de tarjetas y perforador (modelo 533 o 537)

Además, existían otros equipos opcionales que se podían agregar al sistema, como:

  • Unidad de disco (modelo 355)
  • Lector de tarjetas (modelo 543)
  • Perforador de tarjetas (modelo 544)
  • Unidad de control (modelo 652)
  • Unidad auxiliar (modelo 653)
  • Unidad alfabética auxiliar (modelo 654)
  • Unidad de cinta magnética (modelo 727)
  • Estación de consultas (modelo 838)

El IBM 650 tenía un peso aproximado de 900 kg, mientras que la unidad de alimentación pesaba alrededor de 1350 kg. Cada unidad se encontraba en un armario separado con dimensiones de aproximadamente 1,5×0,9×1,8 metros. Y el coste era de 250.000 dólares de la época, lo que equivaldría actualmente a unos 1,88 millones de euros si se tienen en cuenta la inflación.

Durante mucho tiempo, este equipo informático ha sido una de las principales atracciones del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en La Coruña (Muncyt).

Factor-P: el ordenador 100% español

El FACTOR-P, también conocido como Winner/Contafac, es un ordenador de finales de los años 1960 diseñado por Joan Majó y Jordi Vidal, basado en el Philips Prima. Es considerado como el primer ordenador fabricado en España. El primer prototipo se completó en diciembre de 1966 y se lanzó al mercado en 1967 por la empresa catalana Telesincro, ubicada en Sardañola del Vallés. Este modelo fue seguido por una serie de productos mejorados, también conocidos como FACTOR: el FACTOR-Q, el FACTOR-R y el FACTOR Serie Castor. En 1971, también se lanzó junto a este último el Factor S, que era mucho más avanzado que los anteriores FACTOR, y estaba diseñado para competir con los grandes ordenadores IBM de la época.

Los FACTOR incorporaron una de las tecnologías más avanzadas de la época, los módulos digitales de segunda generación, lo que les permitió tener un gran éxito de ventas inicialmente y evolucionar añadiendo mejoras. El FACTOR-Q, lanzado en 1968, incluía una memoria central de núcleos de ferrita con 32 registros de 16 dígitos cada uno. Por último, el último modelo de la serie, el FACTOR-S, fue lanzado en 1971. En ese momento, los miniordenadores estaban en auge y este se consideraba uno de ellos. Estaba compuesto por tres módulos separados: una unidad de proceso con 2 Kbytes de memoria, una reserva de memoria de acceso rápido de 16 o 32 Kbytes, y periféricos de entrada y salida de datos como casetes, impresora, lector de fichas de banda magnética y teclado.

Juan Majó: político, empresario e ingeniero

Junto con Jordi Vidal, el otro gran artífice del Factor-P fue Joan Majó i Cruzate, un empresario, político y doctorado en ingeniería nacido en Mataró. Además de ser conocido por este desarrollo, llegó a ser ministro de Industria y Energía durante la II Legislatura de España y ocupó un escaño en el Congreso de los Diputados representando a la provincia de Barcelona por PSOE. También sería alcalde de Mataró. Actualmente, es el Decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña.

Fue fundador y presidente de la empresa Telesincro, además de estar involucrado en temas de telecomunicaciones, investigación, comunicaciones y ciencia en el ámbito de la Unión Europea.

Asimismo, ha ejercido como consejero asesor de la Comisión Europea (CE) en telecomunicaciones e informática, ha sido presidente del Information Society Forum de Bruselas, del European Institute for Media de Düsseldorf, y presidió el comité de expertos encargado de evaluar la política científica y tecnológica europea por solicitud del Parlamento y el Consejo de la Unión Europea. También ocupó el cargo de director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión.

Jordi Vidal

Además de Joan Majó, el líder de la empresa, también hubo otros nombres importantes. De hecho, Majó puso como director técnico a Jordi Vidal, en la especialidad de hardware a Albert Felipe y como ingeniero de programación a Ramón Tortajada. Concretamente Jordi Vidal era un maestro en el hardware, por lo que influenció mucho el diseño de Factor-P y otros ordenadores de la compañía Telesincro.

Gracias a este proyecto español, Jordi Vidal se catapultó a lo más alto como diseñador principal de Telesincro. Eso sí, el ingeniero español contó con la base que le aportó Philips. De hecho, él mismo matiza que no era un ordenador del todo creado desde cero: “Lo que sí se puede decir es que es la primera máquina electrónica sofisticada con programa fabricado en España con tecnología fuertemente influenciada por Philips”. Sea como sea, fue toda una revolución e innovación nacional en la época.

Una vez escaló dentro de la empresa se transformó en el director de la orquesta a nivel tecnológico, dentro de Telesincro. Además, no se quería limitar a Factor-P, sino que quería seguir mejorando y creando nuevos equipos. Una de las primeras ideas que tuvo tras la creación de Factor-P fue la de duplicar la memoria, de 16 registros a 32 registros para satisfacer a los clientes.

Jordi Vidal y Ramón Tortajada, otro grande dentro de la estructura de Telesincro, especializado en software, propusieron a Majó un proyecto mucho más ambicioso: crear un verdadero ordenador con programa almacenado. De esta forma, cualquier persona podría programar esta máquina. Además, propusieron dotarlo de una versión primitiva de lo que hoy conocemos como disco duro. Majó aceptó y estaba entusiasmado con la idea, aunque los otros socios de la compañía no lo vieron claro, y lo vieron como demasiado ambicioso para ser realidad… Una pena.

Un poco de historia de Telesincro Factor-P

En realidad, este equipo nunca fue comercializado con el nombre de Factor P, como se creía erróneamente. Su nombre real era Winner/Contafac, aunque en los anuncios de 1968 se le refería como Factor/Contafac. El término Factor P apareció por primera vez en la publicidad de Telesincro al hacer referencia a sus modelos anteriores. Este ordenador era, en realidad, una máquina facturadora basada en la tecnología de la Facturadora Philips Prima.

Sin embargo, debido al éxito de los sistemas de gestión importados de compañías extranjeras en esa época, no era viable crear una gran industria de fabricación de ordenadores españoles. Telesincro fue prácticamente la única excepción en este ámbito. Fundada en 1963 por Joan Majó, fue la empresa que comercializaba los ordenadores FACTOR. En su punto más alto, en 1972, alcanzó el 16% de las ventas en el sector y ocupó el tercer lugar en el ranking de ventas.

A partir de entonces, Telesincro comenzó a enfrentar una grave crisis de ventas, lo que llevó a la empresa a integrarse en Secoinsa (Sociedad Española de Comunicaciones e Informática, S.A.) en tan solo cuatro años, en 1976. Más tarde, en 1986, pasó a manos del grupo Telefónica al desaparecer Secoinsa. Telesincro cambió de propietarios en varias ocasiones a finales del siglo XX, pasando al grupo Inisel a mediados-finales de los años 80, y luego siendo gradualmente adquirida por Bull hasta que esta última obtuvo el 67% de Telesincro en 1989. Finalmente, en 1999, fue comprada por Ingenico.

En la década de 2000, el nombre de Telesincro pasó a ser Ingenico Ibérica, y su sede se trasladó a Madrid, donde continúa operando en la actualidad. Sin embargo, en la actualidad no sigue con el camino de los ordenadores, sino que se han especializado en servicios de pago, como las terminales de pago que se venden a nivel mundial.

Jaime Herrera

Jaime Herrera

Técnico electrónico y experto en el sector de los semiconductores y el hardware. Con una amplia y sólida trayectoria en el campo de la electrónica, he acumulado una extensa experiencia. Mi pasión por la tecnología y la informática me ha impulsado a dedicar décadas de mi vida al estudio y desarrollo de soluciones en este fascinante sector. Como técnico electrónico, he tenido el privilegio de trabajar en una variedad de proyectos y desafíos, lo que me ha permitido adquirir un profundo conocimiento y experiencia en la creación, diseño y mantenimiento de dispositivos electrónicos.

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