- Claves de timbre: clacky (agudo), thocky (grave), tappy (ligero) y poppy (elástico) con ajustes concretos.
- Texturas: ticky y scratchy se controlan con estabilizadores y lubricación adecuados.
- Resonancia marbly con chasis y placas que favorecen eco redondo y keycaps gruesas.
Los teclados mecánicos no suenan todos igual; su timbre, pegada y resonancia cambian muchísimo según la construcción y los componentes. Si has visto términos como clacky, thocky, tappy, poppy, ticky, scratchy o marbly y te preguntas qué describen exactamente, aquí te lo contamos con detalle y con un enfoque práctico para que puedas reconocerlos o buscarlos en tu propio montaje.
Cada etiqueta resume una sensación auditiva (tono, textura y reverberación) más que una regla rígida, y depende de un conjunto de factores: interruptores, keycaps, chasis, placa, montaje, estabilizadores, e incluso tu escritorio y tu forma de teclear. Vamos a desgranar uno a uno estos sonidos con ejemplos, qué los provoca y cómo aproximarte a ellos.
Qué determina el sonido de un teclado mecánico
El resultado final es la suma de muchas pequeñas decisiones. No hay un único componente que dicte el carácter, pero sí hay piezas con mucho peso en la ecuación.
- Interruptores: los lineales tienden a sonidos más limpios y redondos; los táctiles aportan textura al golpe; los clicky introducen un clic mecánico adicional. El material del vástago, la longitud del mismo (normal o long-pole) y el muelle alteran tono y pegada.
- Keycaps: grosor y material mandan. PBT grueso suele bajar el tono (más cuerpo), ABS fino eleva el tono (más agudo y vivo). El perfil (Cherry, OEM, XDA, etc.) también modula la resonancia.
- Chasis y placa: aluminio y acero tienden a más brillo y precisión; policarbonato y madera suavizan y oscurecen el timbre. El tipo de montaje (tray, top, gasket, leaf-spring) cambia la transferencia de vibraciones y la cola de la nota.
- Amortiguación y mods: espumas bajo switches o PCB, cinta en la parte posterior, films en interruptores y lubricación de estabilizadores y vástagos cambian la textura, eliminan ruidos no deseados o potencian efectos como el pop.
Creamy
El sonido «creamy» se caracteriza por ser suave, redondo y profundo, pero con un tono ligeramente más alto que el «thocky». Piensa en el sonido de una burbuja de aire escapando suavemente en lugar de un golpe seco. La clave es la ausencia de ruidos indeseados como «scratchy» (rasposo) o «ping» (metálico).
Es un sonido que no es excesivamente ruidoso, pero tampoco completamente silencioso. A menudo se asocia con switches que han sido lubricados cuidadosamente, lo que elimina la fricción y crea una pulsación más fluida.
Clacky
Clacky describe un sonido claro, vivo y brillante, con ataque definido y tono tirando a agudo. Piensa en el “clac” nítido de piezas rígidas chocando con poca absorción.
Cómo acercarte a un clacky marcado: usa keycaps más finas (ABS suele ayudar), una placa metálica (aluminio o acero) y un chasis rígido con poca amortiguación. Interruptores lineales ligeros o táctiles con recorrido completo mantienen el chispeo característico.
Qué evitar si se te va la mano: demasiada rigidez sin control puede introducir resonancias desagradables o ping metálico. Revisa muelles y hojas de los switches, lubrica con moderación puntos de fricción y cuida los estabilizadores para que no compitan con el timbre principal.
Cuándo es ideal: para quien quiere un teclado con presencia y respuesta crujiente, muy disfrutable en escritura rápida cuando buscas feedback auditivo directo.
Thocky
Thocky es el polo opuesto del clacky: grave, con cuerpo, redondo y un golpe más sordo. El típico “thock” suena como un tambor pequeño amortiguado: contundente pero no estridente.
Claves para un buen thock: keycaps gruesas (PBT de pared generosa), placa de policarbonato o aluminio con algo de amortiguación, y chasis que no sea excesivamente resonante. Los interruptores lineales con recorrido completo y muelles algo más pesados aportan densidad al golpe.
Amortiguación inteligente: una fina espuma entre PCB y placa ayuda a redondear el tono sin comerse la vida del teclado. Demasiada espuma puede matar el carácter; la precisión aquí es oro.
Cuándo luce: sesiones largas de escritura y trabajo donde buscas un sonido presente pero nada chillón, con una estela suave que no cansa.
Para mejorar aún más el thocky ideal: puedes consultar cómo afecta la construcción a los sonidos del teclado en esta guía para construir un estudio de música en casa.
Tappy
Tappy apunta a un golpeteo ligero, rápido y rítmico, como si las teclas “rebotasen” con agilidad. Es menos resonante que clacky y menos grave que thocky; se siente el tap sin demasiada cola.
Cómo conseguirlo: combina switches lineales o táctiles con sensación liviana, keycaps no demasiado gruesas y un chasis que no reverbere en exceso. El montaje gasket con recorrido controlado puede favorecer ese “tap” seco y ágil.
Textura y control: lubrica lo justo para suavizar rozamientos, evitando sobrelubricar hasta convertirlo en un sonido apagado. Si pierdes chispa, reduce amortiguación o sube un punto el peso del muelle para recuperar pegada.
Perfecto para: tecleo veloz en ofimática o programación cuando prefieres ritmo por encima de volumen y resonancia.
Poppy
Poppy recuerda a burbujas explotando, un estallido corto y elástico en cada pulsación, especialmente en teclas alfanuméricas. Es un efecto muy buscado en configuraciones modernas.
De dónde viene: suele aparecer con combinaciones de switches lineales precisos, placas flexibles, PCBs con cortes de flexión y, sobre todo, con el uso de láminas finas de plástico o espuma entre PCB y placa. El famoso “PE foam” y ciertos mods de cinta en la parte posterior de la PCB refuerzan el pop.
Equilibrio ante todo: si te pasas con el mod, el teclado puede sonar hueco o artificial. Mantén tolerancias, films correctamente colocados y estabilizadores bien ajustados para que el poppy bien ajustado es adictivo.
Para quien: si te encantan las construcciones modernas con sonido alegre y elástico, el poppy es muy recomendable.
Ticky
Ticky describe la presencia de un “tic” perceptible, ya sea deseado (propio de switches clicky) o indeseado (ticking en estabilizadores o resonancias de muelle).
Cuando es intencional: los switches clicky incorporan mecanismos que generan un clic definido, sumando ese “tic” a cada pulsación. Con placas rígidas y keycaps finas, el efecto se realza.
Cuando no lo es: estabilizadores secos o mal ajustados, muelles sin tratar o fricción en hojas metálicas provocan un tiqueo molesto. Una lubricación cuidadosa, bandas de amortiguación en muelles y ajuste de holguras suelen eliminarlo.
Decide tu bando: si te gusta el clic clásico, persigue ese ticky controlado; si no, tratándolo como un ruido a corregir antes de cerrar el montaje.
Scratchy
Scratchy no habla del tono, sino de la textura: un raspar audible al accionar, síntoma de fricción entre vástago y carcasa o de superficies poco pulidas.
Por qué aparece: tolerancias ajustadas, plásticos con textura rugosa, falta de lubricación o residuos. Algunos switches nuevos se suavizan con uso, pero muchos requieren atención.
Cómo mitigarlo: lubricación homogénea y ligera en puntos de contacto, films para estabilizar la carcasa cuando hay holgura y limpieza de residuos. Evita sobrelubricar porque puedes matar el timbre o volver el teclado gomoso.
¿Se puede buscar a propósito?: muy rara vez. Suele considerarse un defecto de tacto y sonido; si aprecias textura, mejor ve a switches táctiles limpios que a rascar.
Marbly
Marbly evoca canicas golpeando en un cuenco: un tono redondeado con una resonancia interna característica, como si el sonido rebotara en una cavidad suave.
Cómo se logra: chasis que favorezca una resonancia cálida (policarbonato o materiales compuestos), keycaps gruesas que bajen el tono, placa no excesivamente rígida y amortiguación medida que permita que el sonido “ruede” dentro del case sin volverse hueco.
El papel de la superficie: un deskmat con algo de espesor y una mesa que no resuene agudo ayudan. Montajes gasket con cierta flexión permiten que el golpe tenga ese pequeño eco controlado que recuerda a mármol rodando.
Cuánto es demasiado: si la resonancia se alarga y aparece caja, baja amortiguación en zonas clave o cambia la placa por una de mayor control. El marbly bueno es redondo, no cavernoso.
Guía de decisiones rápidas por timbre
Si dudas, piensa primero en el tono y luego en la textura; así reducirás opciones antes de entrar al detalle fino.
- Agudo y brillante: clacky; placa metálica, poca amortiguación, keycaps finas.
- Grave y redondo: thocky; keycaps gruesas, algo de espuma, placa flexible.
- Ligero y rítmico: tappy; switches livianos, montaje controlado, resonancia baja.
- Elástico y chispeante: poppy; mods de PE y cinta con moderación y buen ajuste.
Luego ajusta textura: elimina scratchy con lubricación y films, controla ticky en estabilizadores, y afina la resonancia moviendo la ecuación chasis/placa/espumas.
Consejos de ajuste y grabación para evaluar bien el sonido
Lo que oyes no siempre es lo que grabas. El micrófono, la sala y la posición distorsionan la percepción; sé metódico al comparar.
Configura el espacio: reduce ruido de fondo, coloca el micro a distancia consistente, evita apuntarlo directamente al escape de aire del chasis y mantén el mismo pad de escritorio en pruebas comparativas.
Normaliza tu forma de teclar: fuerza y velocidad cambian el timbre. Haz ráfagas cortas y largas, con escritura real y también con taps repetitivos en alfas, mods y barra espaciadora para detectar problemas de estabilizadores.
Escucha por rangos: ¿hay ping metálico? ¿cola excesiva? ¿raspar? Toma notas y actúa en consecuencia: un poco más de espuma, cambio de placa, lubricación más homogénea o ajuste de muelles.