Consejos para conseguir buenos precios al comprar un PC en Navidad

Última actualización: 4 de noviembre de 2025
Autor: Isaac
  • Compra con calendario: aprovecha lanzamientos, Black Friday y liquidaciones para conseguir mejor precio.
  • Elige por uso: en portátiles prioriza pantalla 15,6", SSD y ampliación; en gaming invierte 40–50% en GPU.
  • Rendimiento real: 1080p alto estable, 1440p con ajustes; apóyate en DLSS/FSR/XeSS y SSD NVMe.
  • Evita errores: nada de PSU cutre, RAM en dual channel, buen flujo de aire y valora premontado vs DIY.

Consejos para comprar PC en Navidad

Si estas fiestas quieres renovar equipo, conviene tener un plan: hay formas muy concretas de pagar menos sin sacrificar prestaciones. A continuación encontrarás una guía completa, con estrategias para cazar buen precio en Navidad, qué mirar al comprar portátil o sobremesa y cómo evitar errores que encarecen la compra.

El objetivo es sencillo: que gastes lo justo y compres lo que realmente necesitas. Verás desde trucos de calendario para ahorrar hasta recomendaciones de componentes y ajustes que dan muchos FPS sin invertir más. Y, por si te interesan las gangas de segunda mano, también repasamos referencias clásicas y “joyas” históricas que pueden seguir dando guerra en usos concretos.

Cuándo comprar: ventanas de precio que sí marcan la diferencia

Los precios de tecnología bailan a lo largo del año. Si tu calendario es flexible, puedes arañar mucho. En general, justo tras la llegada de una nueva generación los modelos anteriores bajan en cascada; las tiendas quieren vaciar almacén para hacer sitio al reemplazo. Es un momento ideal para encontrar chollos en portátiles y componentes con potencia plenamente vigente.

Además de los lanzamientos, conviene sincronizarse con campañas fuertes como Black Friday, Cyber Monday y la propia campaña navideña. No son las únicas: estadísticamente, julio y agosto suelen traer ajustes a la baja previos a la vuelta al cole, una oportunidad estupenda para quien sabe esperar unas semanas.

Por último, recuerda que los descuentos por tiempo limitado se agotan rápido. Para aprovecharlos, ten claro lo que quieres, define tu rango de precios y activa alertas en tus tiendas de confianza. Llegado el día, compras en dos clics y sin dudar.

Primero, define qué necesitas: portátil asequible o PC gaming

La palabra barato no significa lo mismo para todo el mundo. Lo sensato es partir del uso previsto y fijar un techo de gasto dentro de ese perfil. Por ejemplo, un ultrabook a 600 € puede considerarse económico si comparas con su media de 800–1.500 €. En cambio, hay portátiles básicos por 250 € que, aunque más baratísimos, no sirven para tareas exigentes y acaban frustrando.

Como guía rápida: con 250 € cubres navegación y ofimática sencilla; si quieres ver series, navegar intensivamente y algo de multitarea, mira entre 400 y 600 €. Para edición esporádica de foto o vídeo y juegos ligeros, el rango razonable sube a 600–900 €. Los equipos especializados (gaming, convertibles 2 en 1 muy ligeros, ultrabooks premium) se disparan por encima de 1.000 €, pero ofrecen ventajas claras en movilidad, materiales o potencia gráfica.

Cuando tengas clara tu categoría, es más fácil detectar el chollo: comparas modelos del mismo segmento y te quedas con el que ofrezca mejor relación prestaciones-precio dentro de tus necesidades, sin pagar por extras que no vas a usar.

Portátiles: especificaciones que sí influyen en el precio final

Sistema operativo: paga solo lo que vas a usar

Muchos portátiles incluyen Windows preinstalado, pero si piensas usar GNU/Linux puedes ahorrarte la licencia buscando equipos sin SO o con FreeDOS. ¿Para qué pagar por algo que no utilizarás? Esa diferencia a veces se nota bastante, y es dinero que puedes redirigir a RAM o SSD.

Pantalla: tamaño y resolución con impacto directo en coste

Los paneles con mayor volumen de producción suelen ser más baratos. Una pantalla de 15,6 pulgadas en HD o Full HD lleva años fabricándose a gran escala, y eso baja el precio. En cambio, diagonales menos comunes como 12, 13, 14 o 17 pulgadas tienden a encarecer, así que si buscas el mínimo coste, quédate con 15,6″ siempre que te encaje. Hoy, Full HD ya es muy asequible y a menudo merece la pena frente a HD.

Procesador: no todos los núcleos son comparables

Algunas gamas de convertibles y 2 en 1 montan CPUs concebidas para tabletas o movilidad extrema (por ejemplo, familias tipo Atom o Core M), fantásticas en autonomía pero limitadas para cargas pesadas. Si tu uso es básico, te servirán de sobra; si prevés ediciones o multitarea intensiva, apuesta por procesadores de portátil convencionales y olvida los números sueltos: la arquitectura y el tipo de núcleo importan más que la frecuencia aislada.

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Gráficos: si no juegas ni editas vídeo, ahorra aquí

Las iGPU actuales integradas en la CPU rinden muy bien para escritorio, streaming y multimedia. La GPU dedicada solo compensa si vas a jugar o usar apps 3D; de hecho, en muchos portátiles con gráfica dedicada el sistema usa la iGPU la mayor parte del tiempo para ahorrar batería y activa la dedicada solo cuando hace falta. Si no necesitas ese plus, no lo pagues.

Memoria RAM: tipos, zócalos y ampliaciones

Además de la cantidad, fíjate en si el portátil permite ampliar. Hay equipos con LPDDR4/LPDDR4X soldada que no admiten subida de capacidad. Otros usan DDR3L/DDR4/DDR4L en zócalos accesibles, lo que te deja margen para crecer si más adelante necesitas 8, 16 o 32 GB. Comprueba número de ranuras y compatibilidades: es clave para no pagar de más hoy y poder ampliar mañana con un coste mínimo.

Almacenamiento: la velocidad se nota más que el tamaño

La experiencia cambia mucho según el medio. Los equipos muy económicos pueden montar eMMC, suficiente para uso básico pero lento frente a SSD. Un HDD abarata, pero un SSD (SATA o NVMe) acelera todo: arranque, apertura de apps y carga de archivos. Estrategia ganadora en precio: elegir un SSD modesto (p. ej., 128 GB o 256 GB) y sumar un disco externo para datos pesados; a futuro siempre podrás cambiar por un SSD mayor.

Diseño y materiales: bonitos… y con sobreprecio

Acabados en metal suben el presupuesto sin aportar más rendimiento. Si el look no es prioritario, un chasis de policarbonato moderno te ahorra dinero y resiste bien el uso. Aquí se paga el gusto, así que valora si prefieres invertir esos euros en RAM, SSD o una pantalla mejor.

PC gaming económico: presupuesto que rinde de verdad

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Montar un PC para jugar por menos de 850 € ya no es misión imposible. Hoy, el rango entre 680 € y 850 € entrega 1080p alto por encima de 60 FPS en la mayoría de títulos, e incluso asoma al 1440p con ajustes sensatos. La regla de oro es clara: destina el 40–50 % del presupuesto a la GPU. En 850 €, eso son 340–425 € orientados a la gráfica.

Según clasificaciones recientes, hay modelos que están redefiniendo el rendimiento por euro en la gama asequible. Se cita a la RTX 5060 como campeona de FPS por euro en 1080p (aunque solo tenga 8 GB de VRAM), a la Intel Arc B580 como opción económica con 12 GB muy atractivos para memoria futura, y a la RX 9060 XT de 16 GB como gran candidata para 1440p cuando quieres longevidad. Cada una encaja en un perfil distinto, pero todas acercan el buen rendimiento a presupuestos ajustados.

En pruebas publicadas, una RTX 5060 alcanza cifras altísimas en juegos competitivos (más de 370 FPS en Counter‑Strike 2) y se mantiene por encima de 100 FPS incluso en títulos exigentes como Cyberpunk 2077, mientras que en producciones optimizadas como God of War Ragnarök o Marvel’s Spider-Man Remastered supera con holgura el umbral de los 120–150 FPS. Son números que, con ajustes bien medidos, elevan la experiencia sin disparar el gasto.

Para 1440p, hay que afinar. Con 8 GB de VRAM puedes jugar si bajas de ultra a alto/medio, y apoyándote en tecnologías de reconstrucción de imagen. En una comparativa concreta se afirma incluso que RTX 5060 mejora un 31,9 % con ajustes ultra a 1440p respecto a un modelo tope de gama, una lectura que, más allá del contexto, refuerza la idea de que el 1440p es viable con cartas contenidas si calibras expectativas y parámetros.

Rendimiento real: 1080p fluido y 1440p con ajustes

Lo importante es cómo rinde de verdad. En 1080p alto, las configuraciones económicas actuales suelen superar de forma consistente los 60 FPS, que es el punto dulce entre fluidez y calidad visual. En títulos exigentes, un ligero ajuste de sombras o distancia de dibujado puede marcar la diferencia sin degradar la imagen.

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El trazado de rayos aún pesa en la gama de entrada. Aunque esté soportado, lo normal es que compense desactivarlo o combinarlo con DLSS/FSR/XeSS, priorizando modos calidad o equilibrio según el juego. Con reconstrucción temporal, pasar de 45 a 65 FPS es habitual sin notar grandes pérdidas visuales.

Si subes a 1440p, el panorama cambia por la VRAM. En cartas con 8 GB notarás límites en juegos muy cargados de texturas; con 16 GB, como en algunas opciones de AMD, tienes más margen para texturas altas y mejor preparación para futuros títulos.

Esports y juego competitivo: donde los FPS mandan

Los esports escalan fenomenal en hardware humilde. Con gráficas asequibles se logran más FPS de los que muchos monitores pueden mostrar, así que una pantalla de 240 Hz cobra sentido incluso en equipos económicos. Reduciendo ruido visual (sombras, efectos de partículas) y usando presets competitivos, el salto en respuesta es notable.

La clave está en mantener la estabilidad. Si el motor es sensible a la CPU, subir RAM rápida y ajustar el límite de FPS ayuda a evitar stuttering. En mapas que cargan muchos assets, un SSD NVMe reduce los tiempos de carga y te mete antes en la ronda.

PC premontado o montarlo por tu cuenta

La brecha de precio se ha estrechado. Integradores conocidos suman, de media, 380–510 € sobre el coste de piezas, a cambio de montaje profesional, soporte y una única garantía para todo el equipo. Para quien busca tamaño y silencio, opciones como Geekom Mini IT12 ofrecen potencia en formato pequeño; si es tu primer PC o no tienes tiempo, pagar ese extra puede valer cada euro por la tranquilidad.

Montarlo tú ahorra dinero, claro. Con paciencia para investigar compatibilidades, montar y gestionar garantías por componente, obtienes el mismo rendimiento por menos. El soporte comunitario (tutoriales, foros) es brutal; si te gusta cacharrear, es parte de la diversión.

Errores que encarecen la compra sin querer

El tropiezo clásico: gastar mucho en CPU y racanear en GPU. En un PC para jugar de 850 €, lo sensato es que la gráfica se lleve entre el 40 y el 50 % del presupuesto. Invertir al revés te regala cuellos de botella y juegos a tirones.

Segundo fallo habitual: la fuente. Ahorrar 30–40 € en una PSU de baja calidad, de 450 W sin certificación decente, puede salir carísimo si limita futuras actualizaciones o provoca inestabilidad. Mejor una buena 650 W con margen y garantías.

La refrigeración también cuenta. Hay builds económicas que sufren thermal throttling por prescindir de un ventilador de caja de 12–13 €. Ajusta curvas y asegúrate de tener flujo de aire; los componentes rinden más y duran mejor.

Memoria y almacenamiento: evita un único módulo de 16 GB si puedes poner 2×8 GB en doble canal. En SSD, con DirectStorage ya sobre la mesa, recortar 15–25 € eligiendo SATA en lugar de NVMe no compensa en equipos nuevos.

Cuándo y dónde cazar chollos: lanzamientos, campañas y segunda mano

Tras cada lanzamiento grande, los comercios liquiden stock de la generación previa y los precios caen. En Navidad y campañas de primavera la demanda aprieta, así que los precios suelen ser más altos. Si puedes, evita comprar justo antes de un gran anuncio.

Las liquidaciones de fin de ciclo son oro: entre 3 y 6 meses después de estrenarse una familia nueva, muchas tiendas rematan restos de la anterior con descuentos agresivos. Ideal si buscas equilibrio entre coste y prestaciones.

El mercado de segunda mano vive un gran momento, especialmente en GPU. Hay tarjetas que vienen de minería con mala fama, pero bien testadas pueden dar una relación calidad-precio excelente. Pide pruebas, revisa temperaturas y estado físico, y deja por escrito el trato.

Plataforma y actualizaciones: lo que te ahorra dinero mañana

Elige bien la placa base. Pagar un poco más por un modelo con más ranuras PCIe y más bancos de RAM abre puertas a añadir capturadora, más almacenamiento o ampliar memoria sin rehacer el PC. Lo mismo con la caja: que acepte gráficas largas y ofrezca hueco para varios ventiladores.

Una fuente de 650 W de calidad te puede durar varias generaciones. Hoy quizá tu GPU consuma poco, pero en un par de años agradecerás no tener que cambiar también la PSU cuando toque actualizar gráfica.

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Ajustes y tecnologías que regalan FPS

displayport vs hdmi: cuál es mejor para gaming

En 1080p, el antialiasing clásico (MSAA) es caro. Mejor apostar por TAA o temporales con reconstrucción y bajar sombras de ultra a alto. Muchas veces apenas notas el cambio visual y el framerate sube con ganas.

DLSS, FSR y XeSS no son solo siglas de marketing: en equipos modestos suelen aportar del 20 al 40 % extra de rendimiento manteniendo una imagen limpia en modos calidad. En motores tipo Unreal, reducir densidad de partículas y vegetación ayuda; en id Tech, sombreado e iluminación suelen ser los sliders clave.

DirectStorage ya empieza a notarse en cargas; con un NVMe decente, los mapas entran más rápido y el sistema usa RAM de forma más eficiente. Es otra razón por la que tiene sentido priorizar SSD NVMe en builds actuales.

Joyas del pasado y referencias clásicas para cazadores de ofertas

Si te mueves por chollos y segunda mano, el repaso histórico ayuda a reconocer piezas interesantes. En su día, combinaciones como Core 2 Duo E6300/E6400 con chipsets P965 ofrecían gran potencial de overclock; placas como Asus P5B Deluxe o Gigabyte P965‑DS3 eran muy queridas por su equilibrio.

En la gama alta de entonces, el chipset 680i habilitaba SLI en Core 2 Duo con placas icónicas: Asus Striker Xtreme e IN9 32X‑MAX de Abit. Del lado de Intel, la Bad Axe 2 popularizó estabilidad y acabados de gran nivel con soporte para CrossFire; son nombres que aún suenan en comunidades entusiastas.

En tarjetas gráficas, hubo un salto con DirectX 10 y las GeForce 8800 GTS/GTX. En media gama, 7600 GT o X1650 Pro marcaban el acceso razonable, y al acercarte a 200 € entraban bestsellers como X1950 Pro y 7900 GS, capaces de con todo lo presente y de dar margen hacia lo que venía.

En cajas, el formato Extended ATX demandaba chasis grandes por calor y dimensiones: Lian Li V1200 o la Temjin TJ09 de SilverStone se convirtieron en aspiracionales, mientras la Aplus Twin Engine sorprendía con dos ventiladores de 250 mm a precio más terrenal. Para salones, brillaban HTPC como Antec Lifestyle Fusion o Mozart SX de Thermaltake con opción a pantalla frontal.

En refrigeración por aire, el Scythe Ninja Plus Rev. B y el Tuniq Tower 120 fueron sinónimos de silencio y rendimiento. Quien quería agua tiraba de kits Asetek o Swiftech por fiabilidad; el extremo lo ponía Vapochill, enfriando bajo cero alrededor de -30 °C a un coste elevado, pero con una estabilidad muy seria.

El panorama de monitores se abría con 19″ panorámicos de 1440×900 (ojo al DVI como imprescindible), subía a 20″ 1680×1050 con favoritos como LG L204WT y modelos completos como Dell 2007WFP o Asus PW201, y coronaba en 24″ con Dell 2407WFP y BenQ F241W añadiendo HDMI y menos pegas de escalado.

Entre portátiles de 14″ destacaron la serie Asus A8 (A8JS) por acabados y gráfica de gama media‑alta, y el Inspiron 640m de Dell por personalización (pantalla 1440×900 opcional) y precio agresivo. En periféricos, el teclado Logitech diNovo modernizó el escritorio; el receptor de Microsoft para mandos de Xbox 360 permitió llevar el mejor gamepad al PC, y el Razer Copperhead enamoró a los FPS con 2000 dpi y respuesta fulgurante.

Hasta las consolas entran en el contexto de la época: Xbox 360 puso músculo y catálogo con Gears of War a la cabeza, mientras Wii cautivó por control por movimiento con un hardware modesto. Cerramos con multimedia portátil: Archos 604 WiFi fue un adelantado con pantalla táctil de 4,3″ y navegador, el iriver U10 apostó por interfaz sin botones, Cowon iAudio A2 lo reproducía todo y el Creative Zen W equilibró precio, 30 GB y funciones con salida de TV y gran autonomía.

Con todo este mapa, es más fácil saber por dónde tirar y en qué no malgastar. Si ajustas el calendario de compra, defines bien tus necesidades y priorizas GPU, SSD NVMe y una plataforma con margen de ampliación, es factible estrenar estas Navidades un PC o portátil que rinda, sea equilibrado y no vacíe la cartera; y si te tienta el mercado de segunda mano, tener presentes las referencias anteriores te ayudará a separar oro de hojalata.

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