- Qué es un open bench, para quién es y cómo aprovecha accesibilidad y ventilación.
- Pros y contras: mantenimiento del polvo, ruido y gestión térmica sin canalización.
- Modelos destacados: desde MasterFrame 700 y OpenBenchtable hasta marcos DIY.
Si te atrae la idea de montar un PC sin caja, el clásico banco de pruebas u open bench, aquí vas a encontrar una guía completa, con ejemplos reales, pros y contras, y un repaso a los chasis más curiosos y populares del momento. Lejos de ser solo algo de laboratorio, estos montajes abiertos son una alternativa válida para entusiastas, técnicos y creadores que quieren acceder al hardware sin trabas.
Ahora bien, conviene saber dónde te metes. Un sistema abierto exige cuidado con el entorno (niños, mascotas, polvo…) y te obliga a pensar por adelantado la colocación de cada pieza. Precisamente por eso engancha: el montaje es tan transparente que cada decisión importa, desde el sentido de los cables hasta la orientación de la GPU. Más abajo verás un montaje real con componentes veteranos donde se comentan temperaturas, ruido y trucos de organización.
Qué es y para quién es un sistema open bench
Un open bench es, en esencia, una estructura de metal o aluminio que hace de base para placa, gráfica, memoria, almacenamiento y fuente, pero sin paneles ni carcasa cerrada. Su razón de ser es la accesibilidad: permite montar y desmontar a toda velocidad, intercambiar piezas, diagnosticar fallos o probar hardware sin pelearse con bahías ni soportes ocultos.
Por eso es una herramienta habitual de overclockers, analistas de componentes y servicios técnicos, y también una opción para entusiastas que disfrutan del “cacharreo”. En los últimos años han resurgido además las llamadas Open Air Case (o cajas abiertas), inspiradas en el mundo del modding y la fabricación artesanal. La idea es similar, pero con un punto más estético y exhibicionista: mostrar el equipo como si fuera una pieza de diseño, con menos límites de espacio para gráficas grandes o refrigeración líquida.
¿Componentes típicos? En builds compactas se emplea mucho mini-ITX con fuentes SFX, disipación de perfil bajo o AIO, y, cuando se busca un equipo extremo, radiadores generosos sin preocuparse por choques de altura. A cambio, en un chasis totalmente abierto no se puede canalizar el flujo de aire como en una caja cerrada, lo que condiciona la estrategia térmica.
Un apunte de mercado: frente a la popularidad de hace una década, hoy hay menos opciones de calidad y abundan marcos sencillos o “esqueléticos” más económicos. Aun así, siguen vigentes para quien prioriza acceso, pruebas y personalización. En laboratorios, talleres y canales de hardware son prácticamente imprescindibles.
Ventajas, límites y gestión térmica/sonora
- Agilidad en pruebas: cambiar RAM, GPU o almacenamiento es cuestión de minutos, ideal para diagnóstico y benchmarking.
- Refrigeración sin obstáculos: la ausencia de paneles quita resistencias al aire; a plena carga, un buen conjunto puede mantener temperaturas notablemente contenidas.
- Estética y modularidad: algunos chasis son piezas de exposición y otros permiten configurar disposición, añadir soportes y migrar entre modos banco de pruebas y exhibición.
- Versatilidad de tamaños: desde mini-ITX hasta E-ATX en modelos avanzados, con opciones para radiadores dobles de 360 mm, algo impensable en cajas compactas.
- Polvo: sin filtros ni paredes, la limpieza periódica es obligatoria; el mantenimiento pasa a primer plano.
- Ruido: al no haber aislamiento acústico, cualquier giro de ventiladores, coil whine o clics de HDD se nota más, lo cual puede resultar molesto en escritorios silenciosos.
- Seguridad y entorno: cuidado con niños y mascotas; además, conviene respetar prácticas antiestáticas y evitar apoyos inestables que puedan comprometer los componentes.
Un ejemplo real ilustra bien el escenario. Partiendo de un kit económico de chasis abierto para ITX comprado en Amazon, se montó un equipo con piezas veteranas: Intel Core i7‑4770K overclockeado a 4,4 GHz en una Asus Z97i Plus, una Sapphire Radeon Vega 56, 16 GB DDR3 1866 MHz, un NVMe de 1 TB Sabrent Rocket Q, un SSD SATA de 1 TB Orico, un HDD WD Green de 2 TB, fuente Corsair CX550F RGB ATX y disipador por aire Thermalright Assassin X120 Refined. El sistema operativo, Bazzite (rama deck‑stable), arranca directo en la interfaz de Steam Deck, una delicia para usarlo como segundo PC de juegos en Linux con hardware veterano.
Organización y cableado: hay bastante hueco tras la placa y bajo el marco para esconder cables, aunque los de algunas fuentes modulares pueden parecer finos. Solución práctica: bridas reutilizables de velcro para domar el mazo. Sobre la GPU, la longitud no es un problema, pero una tarjeta de 3 ranuras puede ser complicada con un disipador de torre grande; en ese caso, un montaje vertical con riser y un cooler de perfil bajo es una alternativa. En esta build, la gráfica es lo que más “asoma”, como era de esperar en marcos ITX.
Ruido y temperaturas: en escritorio, casi silencio gracias al modo 0 RPM de la GPU y a una fuente/CPU discretas; el componente más audible es el HDD de 2 TB, con sus característicos clics de lectura/escritura. En carga sostenida tipo compilación de shaders, CPU y GPU se sitúan en torno a 60–62 ºC, y jugando de forma habitual la CPU ronda 40–50 ºC cuando no está al 100%. Para un equipo con años, son cifras muy competitivas en un entorno abierto. Curiosamente, un dispositivo portátil como una Legion Go puede hacer más ruido que este banco de pruebas.
Montaje y herramientas: este tipo de kits suelen traer todo lo necesario (tornillería, llaves Allen/inglesas, incluso destornillador). Si tienes un destornillador magnético de calidad, mejor: facilita el atornillado en puntos delicados. Y si el fabricante proporciona instrucciones en línea, como ocurre con ciertos marcos de Amazon, no dudes en consultarlas; por ejemplo, hay guías básicas alojadas en páginas como estas instrucciones. Aun así, es habitual improvisar y experimentar con la disposición hasta dar con la que más te convenza.
Modelos y plataformas destacadas
El catálogo actual mezcla soluciones premium, opciones profesionales de overclocking y marcos asequibles tipo DIY. A continuación, repasamos los más interesantes, con sus puntos fuertes y consideraciones prácticas. Verás desde estructuras convertibles con cristal templado hasta planchas mecanizadas al milímetro que no requieren herramientas para el montaje.
Cooler Master MasterFrame 700
Una de las opciones más versátiles que puedes comprar. Combina un diseño “vitrina” con panel de cristal templado superior y laterales abatibles que permiten ajustar ángulos y configuraciones. Soporta placas E‑ATX, gráficas voluminosas y doble radiador de 360 mm sin sudar. La gestión del cableado está bien resuelta y la fuente queda oculta en la base para un acabado más limpio, lo que la hace apta tanto para exposición como para pruebas.
OpenBenchtable (Full y Mini)
El banco de pruebas de referencia para entusiastas y profesionales del overclock. Construcción en aluminio anodizado, mecanizado CNC y filosofía tool‑less: no necesitas herramientas para fijar la mayoría de componentes. La versión grande admite E‑ATX y la compacta está pensada para mini‑ITX; ambas se desmontan en un formato plano muy fácil de transportar. Precios orientativos: 199 dólares para el modelo completo y 179 dólares para el mini‑ITX, reflejando su enfoque premium.
Thermaltake Core P6 TG
No es un banco puro, pero se puede “esqueletizar” retirando cristal y partes del frontal/trasera. Con sus paneles modulares prediseñados, bastidores y soportes, pasa de torre completa a plataforma abierta para pruebas y overclocking. Thermaltake indica que puede reducirse “al esqueleto”, lo que resume bien su espíritu: dos chasis en uno según la necesidad del momento.
FastUU (marco abierto económico)
Una alternativa asequible con estructura de aluminio 20×20 en formato vertical. Incluye 9 tubos de aleación, 4 uniones de soporte y la tornillería/herramientas necesarias. Es compatible con ATX y micro‑ATX, con soportes para un HDD de 3,5 pulgadas y otro de 2,5 pulgadas, además de hasta siete bahías en total. La base mide 305 × 244 mm, suele venir en negro y tiene asa superior para transportarlo con comodidad. Sin ser el más refinado, cumple como banco de pruebas básico.
Thermaltake Core P1 TG Mini ITX
Chasis semiabierto mini‑ITX con cristal templado lateral de 5 mm que deja frontal y trasera abiertos. Pese a ser compacto, permite refrigeración líquida custom con radiadores de hasta 240 mm. Como buen Thermaltake, ofrece paneles modulares, racks y soportes prediseñados para “construir desde cero”. Y tiene un punto maker: la marca publica plantillas 3D para imprimir accesorios compatibles. Se puede colocar vertical u horizontal e incluso colgar en pared con un accesorio.
ZADAK MOAB II (Ultimate y Elite)
Una pieza llamativa nacida del modding. Integra refrigeración líquida custom con dos variantes: ULTIMATE (refrigera CPU y GPU) y ELITE (solo CPU). Admite placas micro‑ATX y luce detalles curiosos como interruptor de encendido táctil/deslizable y termómetro digital que muestra la temperatura del agua. Para quien busca un equipo de exposición, es una auténtica obra de arte.
NFC “Project IONIC”
El diseñador Joshua Ramirez lleva años fabricando a mano cajas mini‑ITX en aluminio ultracompacto. La clave suele estar en fuentes miniaturizadas como HDPLEX pasivas. IONIC es una declaración de minimalismo y, como buen proyecto, no se vende de forma convencional. Conseguir sus cajas desde Europa es complicado por aranceles e importación.
XTIA XPROTO (Xproto, Xproto‑N, Xproto‑L, Xproto‑Mini)
Diseño de dos cuerpos “inspirado en una mariposa”: un lado para placa/fuente y otro para la GPU, con la zona central para cables, discos y conectores. Se puede añadir un bracket lateral para un radiador AIO. Fabricada en aluminio de 4 mm, todas las variantes aceptan mini‑ITX y gráficas de hasta 345 mm. Es simple, modular y muy popular entre aficionados al formato abierto.
Yuel Beast Designs “Motif Monument”
Plataforma mini‑ITX de chasis abierto en acero de 3/16” formada por solo dos piezas cortadas, dobladas y soldadas con mimo. Pensada para lucir componentes SFF en una estructura sencilla y elegante. Aunque no hay límite formal de longitud para la GPU, luce mejor con tarjetas cortas, y a cambio permite disipadores de CPU más generosos que otros diseños ultracompactos.
XWORKS X32
Una de las opciones más pequeñas del listado, construida en acero con una altura muy contenida. Requiere una fuente Flex ATX (ubicada bajo la GPU) y se centra en placas mini‑ITX. Es frecuente que el disipador o la gráfica sobresalgan del “footprint” del chasis, según gustos. Minimalista donde los haya, es la única caja que vende la marca a día de hoy.
Hydra Mini
Firma europea (diseño italiano) con un mini‑ITX abierto en acero inoxidable y patas de aluminio mecanizado, orientado a fuentes SFX y placas ITX. Se ofrece en blanco, negro y acabado acero, y el fabricante tiene variantes micro‑ATX y hasta escritorios‑caja y bancos de pruebas. Si buscas un toque de elegancia “made in Europe”, es una opción muy equilibrada.
Más allá de estas piezas “de autor”, en los marketplaces encontrarás listados genéricos con nombres kilométricos del tipo “DIY Computer Motherboard Case Rack ITX Open Air…” o “Banco de Pruebas ATX para Overclocking…”. Suelen describir marcos de aluminio, orientación a pruebas y compatibilidad con varios formatos, con acabados variables según vendedor. A veces incluso incluyen secciones de “¿Has encontrado un precio más bajo?” con formularios de tienda física y campos marcados con asterisco, algo típico de páginas que gestiona la competencia de precios automáticamente.
Importación y aduanas: muchas de estas cajas nacen en Estados Unidos o Asia, lo que añade aranceles e impuestos al traerlas a Europa. Conviene contemplarlo en el presupuesto. Algunas webs lo indican en sus políticas y muchas participan en programas de afiliación (Amazon, etc.), de modo que obtienen comisión por ventas calificadas. No te afecta al precio final, pero es útil saberlo al comparar ofertas.
DIY y personalización: si dominas el diseño 3D, la carpintería metálica o tienes impresora 3D, puedes fabricar tu propia Open Air Case a medida con planchas de metal o filamento. Marcas como Thermaltake publican plantillas para imprimir piezas compatibles, y en el ecosistema open bench es habitual ver mods caseros con resultados espectaculares. En el extremo opuesto, si prefieres algo hecho y derecho, un marco tipo FastUU o un banco OpenBenchtable te ahorrará horas de ajuste fino.

Si vienes de una torre tradicional (por ejemplo, un equipo principal mini‑ITX en un Fractal Ridge bajo la tele) y te planteas un segundo sistema abierto para trastear o jugar en Linux, te va a encajar el enfoque. Con una CPU antigua como un Haswell bien afinado y una GPU con solera tipo Vega 56, un banco de pruebas puede dar mucho juego: arranque directo a la UI de Steam Deck con Bazzite, temperaturas contenidas y la libertad de toquetear componentes sin miedo a atornillar y desatornillar paneles cada dos por tres.
Como todo en hardware, hay compromisos. El polvo pide mantenimiento, la sonoridad depende de tu set de ventiladores y los discos mecánicos se escuchan más a campo abierto. Pero a cambio obtienes accesibilidad absoluta, facilidad de diagnóstico, estética de escaparate y una plataforma ideal para experimentar con orientación de GPU (vertical con riser o horizontal según el cooler), cableado semioculto y refrigeración líquida sin límites de altura. Si te atrae ese equilibrio, el mundo open bench merece la pena.

