- Samsung planea usar un procesador Snapdragon 8 Elite Gen 2 fabricado por sí misma, con modelo interno SM8850s, que podría suponer un coste menor respecto a la versión de TSMC.
- Existen dudas sobre el rendimiento de esta versión, ya que modelos anteriores fabricados por Samsung han tenido una eficiencia y potencia inferior frente a TSMC.
- La gama Galaxy S26 podría alternar entre procesadores Snapdragon hechos por Samsung y variantes Exynos en función del mercado, buscando mantener precios competitivos.
- El desarrollo del chip Exynos 2600 y la producción en el nodo de 2 nm muestran la intención de Samsung de recuperar protagonismo en la fabricación de semiconductores premium.
Samsung está preparando ya su próxima generación de móviles de gama alta y las filtraciones acerca del procesador que llevará el Galaxy S26 han generado bastante expectación. Parece que la compañía coreana ha optado por una ruta diferente a la de los últimos años en lo referente al chip central del dispositivo, planteando importantes cambios tanto en la fabricación como en la estrategia de precios y rendimiento. Así, muchos ojos están puestos en el rendimiento y coste de producción del posible nuevo cerebro de los S26.
Este giro en la estrategia de procesadores se produce tras las dificultades que ha enfrentado Samsung en sus propios nodos de fabricación. La apuesta para el Galaxy S26 gira en torno a un nuevo Snapdragon, pero con un matiz: el chip sería ensamblado dentro de las propias líneas de Samsung, y no por TSMC, como había ocurrido hasta ahora. Este movimiento podría provocar cambios tanto en el comportamiento del teléfono como en su posicionamiento dentro de la gama alta.
Un Snapdragon 8 Elite Gen 2 fabricado en casa
La información más reciente apunta a una colaboración estrecha con Qualcomm para la elaboración de un Snapdragon 8 Elite Gen 2 personalizado, identificado bajo el número de modelo SM8850s. La diferencia esencial frente a otras generaciones es que, en este caso, el procesador será fabricado directamente en las instalaciones de Samsung con su nodo de 2 nanómetros, frente al modelo SM8850 estándar, fabricado en los nodos de TSMC. Se espera que este cambio permita a la firma un ahorro considerable en costes de producción, lo que abre la puerta a la posibilidad de precios más estables, e incluso competitivos, frente a otras marcas del sector.
Sin embargo, todavía existen incertidumbres sobre el rendimiento de estos chips hechos por Samsung. No es ningún secreto que los Exynos de años pasados han estado por debajo de sus rivales de Qualcomm ensamblados por TSMC, tanto en eficiencia energética como en potencia. El desafío está en lograr que los nuevos Galaxy S26 mantengan el nivel que espera el usuario en un gama alta, evitando así las críticas que suelen recaer cuando hay desequilibrios de rendimiento entre mercados.
Diversidad de procesadores según mercados
No todos los modelos de Galaxy S26 contarán con el mismo procesador. Mientras que en Europa podría ganar protagonismo el nuevo Exynos 2600, también fabricado en 2 nanómetros, en mercados clave como Estados Unidos y Corea del Sur se espera que el Snapdragon 8 Elite Gen 2 sea la opción principal. Esta decisión permitirá a Samsung adaptar su catálogo a las necesidades y expectativas de cada público, aunque la distribución exacta aún está pendiente de confirmación y puede estar sujeta a los resultados de pruebas internas y disponibilidad de fabricación.
El Exynos 2600 es la otra gran apuesta de Samsung para el S26. Al igual que el Snapdragon hecho en casa, este chip también aprovechará el avance del nodo de 2 nm y supone un paso adelante en la intención de la marca de volver a posicionarse como alternativa a fabricantes como TSMC y Qualcomm. Aunque su adopción final dependerá de que los resultados sean satisfactorios en autonomía, potencia y experiencia de usuario. En Europa, la balanza podría decantarse por el Exynos, mientras que los consumidores estadounidenses y coreanos seguirían apostando por los Snapdragon, con el esperado sello «For Galaxy» aún en el aire.
Nueva estrategia y riesgos para Samsung
La decisión de producir internamente los chips es vista como arriesgada. Samsung arrastra desde hace tiempo cierta desconfianza por los problemas de rendimiento detectados en sus nodos, especialmente tras los resultados por debajo de lo esperado en los chips de 3 nanómetros y algunas dificultades con la eficiencia térmica y energética. La marca busca demostrar que puede igualar —o incluso superar— a TSMC, aunque todavía hay margen de mejora y actualmente el rendimiento de producción ronda el 40%. El éxito de este proceso será determinante para la acogida de los Galaxy S26 tanto en prensa especializada como entre los propios usuarios.
El resultado final, por tanto, dependerá del equilibrio entre costes, potencia y eficiencia que logre Samsung en su nueva generación de procesadores. Si la firma coreana consigue solventar los contratiempos habituales y aprovechar el ahorro en la fabricación, podría situarse en una posición muy ventajosa dentro del mercado de móviles premium, sobre todo si además logra mantener o reducir el precio de venta al público de los Galaxy S26.
El Samsung Galaxy S26 se perfila así como uno de los lanzamientos más interesantes de la próxima temporada, con una apuesta técnica arriesgada pero que podría marcar un antes y un después tanto para la marca como para la industria de semiconductores. El futuro de la gama dependerá en buena parte de estos movimientos, y a medida que se acerque la fecha de lanzamiento —prevista para enero de 2026— se irán despejando más incógnitas sobre qué chip y qué rendimiento se acaba imponiendo en cada modelo.