- Inversión de 5.000 millones de dólares por parte de Nvidia para adquirir cerca del 4% de Intel a 23,28 dólares por acción.
- Acuerdo para codesarrollar chips para PC y centros de datos, conectando CPU x86 de Intel con GPU de Nvidia mediante NVLink.
- El pacto no implica que Intel fabrique chips de Nvidia por ahora; ambas compañías mantendrán sus hojas de ruta actuales.
- Impacto inmediato en el mercado: fuertes subidas en Intel y presión competitiva sobre AMD y TSMC.
El sector de los semiconductores encaja un movimiento de calado: Nvidia invertirá 5.000 millones de dólares en su rival histórico Intel y, en paralelo, ambas compañías han cerrado una colaboración para diseñar nuevos chips tanto para ordenadores personales como para centros de datos.
La operación combina financiación y cooperación técnica: Nvidia toma aproximadamente un 4% del capital de Intel mediante la compra de acciones a 23,28 dólares y, al mismo tiempo, se alinea con la firma de Santa Clara para integrar CPU x86 e IP gráfica RTX sobre interconexiones de alta velocidad como NVLink. Por ahora, el acuerdo no supone que Intel Foundry vaya a fabricar chips de Nvidia.
Cómo queda la operación y el efecto en Bolsa
Desde el punto de vista financiero, la entrada de Nvidia se instrumenta con la adquisición de acciones ordinarias de Intel a 23,28 dólares por título, un precio que se comunicó antes del repunte bursátil posterior. Tras conocerse la noticia, los títulos de Intel llegaron a revalorizarse cerca del 30% intradía y cerraron la sesión con alzas en torno al 23%, hasta aproximadamente 30,57 dólares por acción. Nvidia también avanzó en el mercado, con un rebote cercano al 3,5%.
Con esta transacción, Nvidia se sitúa entre los accionistas relevantes de Intel, con una participación cercana al 4% una vez completada la emisión correspondiente. La capitalización de Nvidia, ya por encima de los 4 billones de dólares, subraya el giro de poder vivido en la industria de los chips en los últimos años.
Qué van a construir Nvidia e Intel
El núcleo del acuerdo es tecnológico y persigue dos frentes. Para el mercado profesional, Intel diseñará CPU x86 personalizadas que Nvidia integrará en sus plataformas de inteligencia artificial para centros de datos, con NVLink como columna vertebral para la comunicación de alta velocidad entre chips.
En el ámbito de consumo, Intel trabajará en SoC para PC que combinen CPU x86 con chiplets gráficos RTX adaptados de Nvidia, de modo que se eleve el rendimiento gráfico integrado sin necesidad de GPU dedicadas en muchos equipos. La idea es cubrir segmentos de portátiles y sobremesa que hasta ahora quedaban a medio camino entre el iGPU tradicional y las gráficas discretas.
Ambas empresas han señalado que su objetivo es desarrollar múltiples generaciones de productos fruto de esta cooperación y que el proyecto no altera los planes ya anunciados por cada una de ellas de manera individual.
Sobre la fabricación, Nvidia mantiene su evaluación de la tecnología de fundición de Intel, pero ha dejado claro que no hay planes actuales para producir sus GPU en las fábricas de su nuevo socio.
Competencia y cadena de suministro: AMD y TSMC en el foco
La alianza introduce fricciones competitivas inmediatas. En PC, Intel podrá plantar cara a AMD al reforzar sus soluciones integradas con gráficos de Nvidia, mientras que en centros de datos la CPU x86 de Intel se integrará en los bastidores de IA del líder del mercado, lo que añade presión a los rivales.
Para la cadena de suministro, el pacto envía un mensaje a TSMC, la fundición que hoy fabrica los chips estrella de Nvidia. Aunque el acuerdo actual no traslada producción a Intel Foundry, una diversificación futura de proveedores no puede descartarse y sería un golpe estratégico relevante para la taiwanesa.
La competencia tampoco se limita a AMD: compañías como Broadcom, con tecnologías de interconexión entre chips, se ven afectadas por una arquitectura que maximiza las comunicaciones de alta velocidad entre CPU y GPU para cargas de IA distribuidas.
En el ecosistema de Intel, queda por ver cómo encaja esta colaboración con la familia Arc de gráficos propios integrados y dedicados, un terreno en el que la compañía ha realizado avances pero que podría reorientarse con la llegada de IP RTX a sus SoC.
El momento de Intel: ajustes, fábricas y apoyo público-privado
El acuerdo llega cuando Intel atraviesa una reestructuración profunda. En su segundo trimestre reportó pérdidas por acción de 0,10 dólares pese a superar ingresos previstos, registró un deterioro no monetario de 800 millones y anunció un recorte de plantilla del 15% con objetivo de cerrar 2025 en torno a 75.000 empleados.
En el frente industrial, se han cancelado proyectos de nuevas fábricas en Alemania y Polonia y se ha ralentizado la planta de Ohio, en un contexto de disciplina de gasto y priorización de inversiones.
Al apoyo de Nvidia se suma el del Gobierno de Estados Unidos, que en agosto acordó tomar alrededor del 10% de Intel. Según los términos comunicados, Intel emitió 274,6 millones de acciones al Departamento de Comercio y depositó otras 158,7 millones en una cuenta de garantía que se liberará conforme avance la financiación bajo la Ley de Chips.
La entrada pública se realizó a 20,47 dólares por acción; con el rally bursátil posterior, el valor de esa participación se ha revalorizado de forma notable. Además, Intel ha recibido apoyos adicionales, como una inversión de 2.000 millones de SoftBank y ayudas públicas por 5.700 millones, al tiempo que vende activos para reforzar caja.
Qué dicen los directivos y qué falta por conocer
Desde Nvidia, Jensen Huang ha defendido que esta cooperación acerca su pila de IA y computación acelerada al ecosistema x86 de Intel para impulsar la próxima generación de sistemas. Por su parte, el CEO de Intel, Lip-Bu Tan, ha subrayado que su tecnología de procesos, empaquetado avanzado y plataformas de cliente y centros de datos complementan el liderazgo de Nvidia en IA.
Ambas firmas insisten en que se trata de una colaboración de largo recorrido, con varias generaciones en el horizonte, pero sin un calendario público para los primeros productos. El pacto, además, no modifica sus planes individuales ya comunicados, y queda supeditado a las autorizaciones regulatorias correspondientes.
En definitiva, el proyecto avanza por fases: primero la integración técnica (CPU x86 a medida y GPU conectadas por NVLink), después el escalado industrial, y en paralelo la evaluación continua de opciones de fabricación, un campo en el que Nvidia mantiene su estrategia prudente.
Con esta jugada, Nvidia se convierte en socio e inversor de Intel y ambas se preparan para lanzar plataformas que unan CPU x86 y GPU de última generación a través de NVLink. El impacto ya se nota en Bolsa y en la competencia, mientras Intel gana oxígeno financiero y tecnológico para su reordenación y Nvidia refuerza su posición en el corazón de la infraestructura de IA sin renunciar a su hoja de ruta.