- Evitar la exposición directa al sol y fuentes de calor mantiene la integridad de tus dispositivos.
- Una correcta ventilación y limpieza periódica evita sobrecalentamientos y averías.
- Cuidar la batería y limitar cargas extremas alarga la vida útil en condiciones calurosas.
Con la llegada de las olas de calor, no solo sufrimos nosotros altas temperaturas, también lo hacen nuestros ordenadores, móviles y todo tipo de dispositivos electrónicos. El calor extremo puede acortar la vida útil de estos aparatos, provocar fallos o incluso daños irreversibles. ¿Qué podemos hacer, entonces, para protegerlos?
En este artículo vas a encontrar todas las claves para proteger tu PC, portátil y demás gadgets cuando suben los termómetros. Desde trucos sencillos y gestos cotidianos hasta recomendaciones para alargar la vida útil y evitar disgustos durante la canícula. Aquí lo tienes todo, explicado de forma sencilla y práctica para que cualquiera pueda aplicarlo, sin volverse loco buscando soluciones milagrosas ni invertir un dineral.
¿Por qué el calor es tan peligroso para los dispositivos electrónicos?
Las altas temperaturas representan un enemigo silencioso pero implacable para todo aparato electrónico. Computadoras, teléfonos, tablets o consolas están diseñados para rendir de forma óptima dentro de unos límites de temperatura (generalmente entre 10°C y 35°C). Si se superan, las consecuencias pueden ir desde el ralentizamiento del sistema hasta apagados espontáneos, errores en el hardware, fallos en la batería o daños permanentes en circuitos, chips y pantallas.
¿Por qué ocurre esto? Cuando la temperatura sube, los componentes electrónicos trabajan a mayor esfuerzo para disipar el calor interno. Si este calor no sale fuera por mala ventilación o exceso de carga, la situación se agrava. Además, las baterías de litio (como las de móviles y portátiles) son especialmente sensibles al calor: pueden hincharse, perder capacidad e incluso, en casos extremos, estropearse del todo.
Un aumento de solo 10°C puede reducir a la mitad la vida útil de un dispositivo, por lo que es fundamental evitar exposiciones prolongadas a temperaturas extremas o ambientes muy calurosos.
Consejos básicos: protege tus dispositivos del sol y del calor ambiental
Lo primero y más importante para evitar daños es no exponer nunca tus equipos a la luz solar directa. Ni el ordenador de sobremesa cerca de una ventana soleada, ni el móvil en la mesa de la terraza, ni mucho menos dejar el portátil en el coche durante una tarde calurosa. El efecto de un habitáculo cerrado puede elevar significativamente la temperatura.
Busca siempre zonas sombreadas y frescas para usar y guardar tus dispositivos. Si trabajas en exteriores o viajas, prioriza áreas con sombra, evita las fundas o mochilas que acumulen calor y, si no te queda más remedio que dejar algún aparato en el coche, busca sitios donde no le dé el sol y desconéctalo completamente (¡no lo dejes nunca enchufado o cargando!).
El calor externo proveniente de radiadores, estufas, hornos u otros electrodomésticos también puede elevar la temperatura alrededor de los gadgets, empeorando su rendimiento. Siempre que puedas, aleja los dispositivos de esas fuentes de calor y ventila bien la habitación para favorecer la circulación del aire.
Evita superficies que tapen la ventilación
Uno de los errores más frecuentes es colocar portátiles o tablets sobre superficies blandas como camas, mantas, cojines o incluso sobre las piernas. Esto puede bloquear las rejillas de ventilación, impidiendo que el calor salga y atrapándolo dentro del aparato. Usa siempre superficies rígidas y planas, preferiblemente frías, como una mesa metálica o de madera, y asegúrate de que todas las aberturas de ventilación queden libres.
En los ordenadores de sobremesa, evita tener el equipo encajonado en muebles estrechos o con poca circulación de aire. Comprueba que las rejillas están despejadas, que hay espacio por detrás y a los lados, permitiendo que el aire caliente circule sin obstáculos.
Limpia el polvo y mantén la ventilación en perfecto estado
El polvo es otro enemigo silencioso: se acumula en rejillas, ventiladores y conductos de refrigeración, dificultando la expulsión del calor. Con el tiempo, esto provoca que los ventiladores trabajen más y que el equipo pueda sobrecalentarse o apagarse solo.
Realiza limpiezas periódicas en tus dispositivos. Para los sobremesa, abre la torre al menos una o dos veces al año (con el equipo apagado y desconectado) y limpia el polvo, especialmente en ventiladores, fuentes de alimentación y disipadores. Usa aire comprimido y evita productos húmedos. Para portátiles y móviles, limpia cuidadosamente las ranuras y rejillas externas, usando aire comprimido y pinceles suaves.
Mejora la refrigeración y usa accesorios cuando sea necesario
Si, pese a todo, tu ordenador sigue sufriendo el calor, considera reforzar la ventilación. Para torres, piensa en añadir ventiladores adicionales o reemplazar los antiguos por modelos más eficientes. Verifica que el flujo de aire sea correcto: los ventiladores frontales introducen aire fresco; los traseros y superiores expulsan el caliente.
Para portátiles, una buena opción son las bases de refrigeración o cooling pads: soportes con ventiladores incorporados que mejoran la circulación del aire y reducen varios grados la temperatura interna. Son económicos, fáciles de usar y efectivos en días calurosos.
También existen fundas o carcasas con materiales disipantes que ayudan a mantener temperaturas más bajas, ideales si trabajas en exteriores o ambientes muy calurosos.
En caso de emergencia, si tu portátil se calienta demasiado y no tienes base refrigeradora, apóyalo sobre una superficie fría, como una bandeja metálica. Nunca uses hielo ni humedades directas, ya que puede causar condensación y dañar los componentes.
Controla el uso y reduce la carga de los equipos
El uso intensivo (juegos, edición de vídeo, programas pesados) genera más calor. Durante una ola de calor, reduce la carga de trabajo de tus dispositivos. Prioriza tareas durante las horas más frescas y cierra aplicaciones y procesos en segundo plano que no sean necesarios.
En Windows, puedes abrir el Administrador de tareas para finalizar programas que consuman muchos recursos. También ajusta las opciones de energía a modos menos exigentes, como limitar el rendimiento máximo de la CPU o seleccionar planes de energía equilibrados en Configuración > Sistema > Energía y suspensión.
Utiliza programas o aplicaciones para monitorizar la temperatura de tus dispositivos. Esto te ayudará a actuar antes de que alcancen niveles peligrosos.
Apaga y desconecta cuando no uses tus dispositivos
Para evitar el sobrecalentamiento, lo más recomendable es apagar o suspender los aparatos cuando no los uses. No dejes el portátil encendido si vas a ausentarte mucho tiempo, ni el PC toda la noche funcionando «por si acaso». Apagar ayuda a disminuir la acumulación de calor y prolonga la vida útil del equipo.
En móviles y tablets, si hace mucho calor o no los necesitas, apágalos o pon en modo avión. Algunos dispositivos permiten programar apagados automáticos en horarios específicos, lo cual también ayuda a reducir la temperatura.
Presta atención a la batería y la carga de tus dispositivos
Las baterías de litio son muy sensibles al calor. Evita dejarlas cargando al 100% durante muchas horas en ambientes calurosos. Es mejor mantener la carga entre el 20% y el 80%. Si observas que se calientan mucho durante la carga, desenchúfalos y busca un lugar más fresco para cargar.
En portátiles, descarga la batería hasta aproximadamente un 40% antes de volver a enchufarla. Esto ayuda a prolongar su vida útil en ciclos de carga, especialmente durante el verano.
Usa siempre cargadores originales o de buena calidad. Los baratos o no originales suelen producir más calor y pueden dañar la batería. Nunca cubras el dispositivo mientras carga, ya que eso atrapa el calor y aumenta el riesgo de sobrecalentamiento.
Ten cuidado con la humedad, la arena y otros enemigos veraniegos
Además del calor, la humedad y la sal del ambiente en zonas costeras pueden dañar los circuitos internos. Usa fundas resistentes y guarda tus dispositivos en lugares secos y ventilados. Un truco adicional es colocar bolsitas de gel de sílice en la funda para absorber la humedad.
La arena es otro gran enemigo en verano, especialmente si vas a la playa con tu portátil o móvil. Nunca apoyes tus dispositivos directamente en la arena; emplea mesas o bandejas. Después de usarlos, limpia bien las ranuras y teclados con aire comprimido y pinceles suaves.
Haz el mantenimiento y actualiza el software
El mantenimiento periódico es fundamental para mantener el buen funcionamiento y evitar daños por polvo, humedad o acumulación de calor. Lleva tus dispositivos a un servicio técnico cada año para una limpieza profesional, especialmente si estás en zonas costeras o muy polvorientas.
También es importante mantener actualizado el sistema operativo y las aplicaciones. Las versiones recientes suelen ser más eficientes en el uso de recursos y generan menos calor además de ofrecer mayor seguridad.
Revisa los puertos, las conexiones y los accesorios
El calor y la humedad pueden provocar oxidaciones en los conectores como USB, HDMI y de carga. Revisa estos puertos con regularidad y límpialos con delicadeza para evitar problemas de conectividad o cortocircuitos.
Utiliza siempre accesorios originales o de calidad. Los componentes de baja calidad no solo pueden calentarse más, sino que también pueden hacer que tus dispositivos funcionen de manera irregular.
Trucos avanzados para usuarios expertos
Si quieres optimizar aún más, puedes ajustar el rendimiento de la CPU desde las opciones avanzadas de energía en Windows, limitando el uso máximo del procesador para reducir generación de calor, aunque a costa de algo de rendimiento. También existen aplicaciones para monitorizar la temperatura o modificar la velocidad de los ventiladores.
Pero, si no tienes experiencia en estos ajustes, lo más recomendable es seguir con las prácticas básicas: limpieza, control del uso y protección contra las condiciones adversas.
En días calurosos o durante olas de calor, proteger tus dispositivos con sentido común y cuidados sencillos garantiza su buen funcionamiento y prolonga su vida. Evita la exposición directa al sol, ventila bien, limpia el polvo, controla la carga y la humedad, y cuida su entorno para evitar problemas de sobrecalentamiento. Así, podrás seguir disfrutando de tus gadgets sin sobresaltos y con plena seguridad.