AtlasOS vs ReviOS: diferencias, riesgos y cuál elegir para optimizar Windows

Última actualización: 29 de diciembre de 2025
Autor: Isaac
  • AtlasOS y ReviOS son ediciones muy recortadas de Windows 10/11 centradas en reducir consumo de recursos, bloatware y telemetría.
  • AtlasOS prioriza el rendimiento extremo y la privacidad a costa de más agresividad en recortes y mayor complejidad de gestión.
  • ReviOS busca un equilibrio entre fluidez, estabilidad y compatibilidad, facilitando la configuración con su herramienta Revision Tool.
  • Ambas opciones implican riesgos de compatibilidad y seguridad, por lo que conviene valorar también alternativas como Linux si el problema es estructural.

Optimizar Windows con AtlasOS y ReviOS

Si tu PC con Windows 10 u 11 va justo de recursos y cada vez que abres un juego notas tirones, stuttering o una respuesta del ratón un poco rara, probablemente estés pensando en exprimir al máximo el rendimiento del sistema. En ese punto suelen aparecer dos nombres por todas partes: AtlasOS y ReviOS, las modificaciones de Windows más conocidas dentro de la escena de optimización extrema.

En esta guía te voy a explicar de forma clara qué son exactamente estas versiones modificadas, qué diferencias reales hay entre ellas, qué problemas pueden darte a nivel de compatibilidad y estabilidad y, sobre todo, cuál encaja mejor con tu forma de usar el PC. Lo veremos con ejemplos concretos, con especial atención al caso de quienes quieren jugar a títulos como Minecraft en un portátil modesto, pero sin jugársela demasiado con la seguridad o con funciones básicas del sistema.

Qué son AtlasOS y ReviOS y qué no son

Lo primero que hay que entender es que AtlasOS y ReviOS no son sistemas operativos nuevos creados desde cero, sino “ediciones” muy recortadas de Windows 10 y Windows 11. No sustituyen a Windows como tal: se basan en una instalación oficial de Microsoft a la que se le aplican cambios profundos para eliminar servicios, procesos en segundo plano, telemetría y todo lo que los autores consideran innecesario para un uso centrado en el rendimiento.

El objetivo principal de estas modificaciones es corregir algunos vicios de Windows moderno: consumo excesivo de RAM y CPU, procesos en segundo plano que no aportan nada al usuario, anuncios y recomendaciones dentro del sistema, herramientas preinstaladas que nadie usa y un nivel de recopilación de datos que a muchos no les hace ninguna gracia.

Tanto AtlasOS como ReviOS comparten esa filosofía, pero el enfoque es ligeramente distinto en cada caso. AtlasOS se vende como una edición para entusiastas y jugadores competitivos, donde todo está orientado a la latencia mínima, la máxima fluidez en juegos y la transparencia total sobre lo que se elimina. ReviOS, en cambio, intenta mantener un equilibrio entre esa mejora de rendimiento y una experiencia diaria algo más completa para quien también estudia, trabaja o usa el PC para tareas variadas.

Un punto fundamental para muchos usuarios es que ambos proyectos son de código abierto. Eso significa que sus scripts, listas de servicios desactivados y cambios de configuración se pueden revisar públicamente, algo muy importante cuando hablamos de modificaciones tan agresivas sobre un sistema operativo que va a gestionar tus datos, tu conexión a internet y tus juegos.

Cómo funcionan estas modificaciones de Windows

Ni AtlasOS ni ReviOS se instalan como si fueran un Windows independiente al estilo de una distro de Linux. En la práctica, lo que haces es partir de una ISO oficial de Windows 10 o Windows 11 y después aplicar sobre ella un conjunto de scripts y ajustes que transforman esa instalación en una versión ultraligera.

En el caso de AtlasOS, la forma habitual de proceder es utilizar AME Wizard, una herramienta que automatiza gran parte del proceso de “desinflado” de Windows. Esta utilidad se encarga de quitar aplicaciones preinstaladas, deshabilitar servicios y cambiar configuraciones avanzadas de rendimiento y privacidad, todo ello siguiendo los perfiles definidos por el proyecto Atlas.

Con ReviOS tienes dos caminos posibles. Por un lado, también puedes usar AME Wizard para aplicar su configuración sobre una instalación estándar de Windows. Por otro, existe la opción de utilizar lo que llaman ISO Injection, en la que se modifica la propia imagen ISO antes de instalar, de forma que el sistema ya se instala directamente con las optimizaciones y recortes aplicados.

En ambos casos se recomienda hacer siempre una instalación limpia (formatear y empezar desde cero), porque si intentas “convertir” una instalación antigua cargada de basura y restos en AtlasOS o ReviOS, es fácil que aparezcan errores de registro, conflictos con drivers antiguos y comportamientos extraños que no tienen nada que ver con el proyecto en sí.

Una vez instalado el sistema, AtlasOS y ReviOS se diferencian en cómo se gestionan los cambios posteriores. AtlasOS deja la mayor parte del control en manos del usuario, a través de scripts y una carpeta de herramientas propia, mientras que ReviOS incorpora una utilidad centralizada que facilita bastante la vida a quien no quiere tocar el registro o la consola cada dos por tres.

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Diferencias clave entre AtlasOS y ReviOS

Sobre el papel, ambos proyectos parecen casi lo mismo: Windows optimizado, menos consumo de recursos, menos telemetría y enfoque en el rendimiento. Pero cuando los usas en el día a día y te fijas en la experiencia global, sí hay diferencias importantes que conviene tener muy claras antes de formatear.

Podemos resumir los puntos principales de comparación así: misma base (Windows 10/11), dos prioridades distintas. AtlasOS prioriza el rendimiento bruto y la privacidad, mientras que ReviOS intenta que el sistema siga siendo relativamente versátil y amigable para un uso mixto entre gaming y productividad.

Ambos mantienen la filosofía de código abierto, algo que da cierta tranquilidad frente a proyectos opacos donde no sabes realmente qué se está desactivando. La diferencia viene más por el nivel de agresividad a la hora de eliminar componentes y por cómo se gestionan aspectos como las actualizaciones, la seguridad o el soporte de funciones integradas de Windows.

También cambia bastante la forma de manejar el sistema una vez instalado. AtlasOS apuesta por la transparencia y el control manual: tú decides qué script aplicar, qué cambiar y cuándo hacerlo. ReviOS ofrece una capa de gestión más visual, pensada para que con un par de clics puedas activar o desactivar cosas como Windows Defender, las actualizaciones o servicios concretos sin necesidad de ensuciarte demasiado las manos.

Rendimiento y sensaciones en juego

En términos de números puros, los desarrolladores de AtlasOS aseguran que su configuración es capaz de liberar alrededor de 1,5 GB de RAM en el arranque y reducir el uso de CPU en segundo plano a prácticamente un 0% cuando el sistema está en reposo. En equipos con poca memoria y procesadores modestos, esta diferencia se nota bastante, sobre todo al lanzar juegos exigentes o al tener varias aplicaciones abiertas a la vez.

La comunidad suele coincidir en que, en juegos competitivos como Valorant, CS2 o shooters similares, AtlasOS ofrece una reducción apreciable de la latencia y unos FPS algo más estables frente a un Windows estándar cargado de procesos innecesarios. Eso sí, ese nivel de optimización tan agresivo tiene un precio: algunos usuarios reportan cambios en la sensación del ratón, comportamiento raro en ciertos periféricos o problemas con dispositivos muy concretos si no se ajustan bien determinados parámetros.

ReviOS, por su parte, también ofrece mejoras claras en FPS y en input lag respecto a un Windows de fábrica, pero sin llegar a recortar tantos componentes del sistema. El resultado es que muchos lo perciben como un entorno más suave y estable para el día a día, algo menos extremo. Hay jugadores muy sensibles a la respuesta del ratón que comentan una sensación de “flotabilidad” o suavizado, muchas veces relacionada con ajustes de temporizadores del sistema (HPET y similares) que el proyecto aplica por defecto.

A nivel práctico, si tu prioridad absoluta es el rendimiento competitivo y estás dispuesto a sacrificar comodidad o compatibilidad, AtlasOS tiende a ofrecer el enfoque más radical. Si prefieres un sistema que siga siendo cómodo para usarlo como PC principal, con menos riesgo de encontrarte funciones importantes rotas, ReviOS suele ser la alternativa más equilibrada.

Facilidad de gestión y configuración

Otro punto donde se nota mucho la diferencia de filosofía es en cómo gestionas el sistema una vez instalado. Aquí ReviOS toma la delantera en comodidad, mientras que AtlasOS apuesta por dejar la toma de decisiones en manos del usuario avanzado.

ReviOS incluye una utilidad propia llamada Revision Tool, que actúa como un panel de control avanzado. Desde ahí puedes activar o desactivar características clave de Windows (antivirus, actualizaciones, servicios de telemetría, etc.) prácticamente con un clic, sin tener que recordar comandos, editar políticas de grupo o tocar el registro a mano.

AtlasOS, en cambio, se basa más en scripts y documentación transparente. Durante la instalación tienes bastante margen para elegir qué aplicar y qué no, pero si después quieres revertir cambios, ajustar servicios o modificar comportamientos, es fácil que tengas que recurrir a herramientas manuales o seguir guías específicas. No es imposible, pero exige un poco más de conocimientos técnicos o, al menos, ganas de trastear.

Esto hace que, para un usuario que simplemente quiere un Windows más limpio y rápido sin complicarse mucho, ReviOS resulte más amigable. En cambio, para el entusiasta que disfruta afinando cada detalle y prefiere saber exactamente qué se ha tocado, AtlasOS ofrece una experiencia más “a pelo” y controlable.

Seguridad, actualizaciones y privacidad

En materia de seguridad, las diferencias son importantes y conviene valorarlas con calma. AtlasOS tiende a ser más agresivo desactivando Windows Defender y las actualizaciones automáticas, partiendo de la idea de que muchos jugadores no quieren procesos de seguridad comiéndose recursos en segundo plano ni parches que cambien cosas sin avisar.

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Eso tiene una consecuencia clara: la responsabilidad de mantener el equipo mínimamente protegido recae en ti. Puedes dejar Defender deshabilitado, usar otro antivirus ligero o tirar de sentido común y copias de seguridad, pero en cualquier caso pierdes parte de la protección “de serie” que ofrece Windows. Las actualizaciones del sistema también suelen aplicarse de forma más manual, lo cual reduce sorpresas, pero aumenta el riesgo de quedarte sin parches importantes.

ReviOS adopta una postura algo más flexible. Aunque también reduce mucha de la telemetría y de los procesos en segundo plano, mantiene una compatibilidad más razonable con el sistema de actualizaciones y con las herramientas de seguridad. A través de la Revision Tool puedes afinar cuánto quieres desactivar, sin tener que renunciar del todo a parches críticos o a cierto nivel de protección integrada.

En términos de privacidad, tanto AtlasOS como ReviOS recortan una buena parte de la recopilación de datos de Windows. Se desactivan servicios de diagnóstico extensivo, anuncios, recomendaciones y mecanismos de seguimiento. Para quien está harto del “espionaje” de Microsoft, son dos propuestas atractivas, aunque siempre seguirá habiendo cierto grado de dependencia del ecosistema de Redmond mientras uses Windows, modificado o no.

Eliminación de bloatware y compatibilidad de funciones

El rasgo más visible de estas ediciones modificadas es el nivel de limpieza respecto a un Windows normal. Adiós a Candy Crush, aplicaciones preinstaladas que no usas, integraciones con servicios que jamás has abierto y buena parte de la parafernalia visual y de telemetría del sistema original.

En este apartado, AtlasOS es especialmente agresivo. Se elimina prácticamente todo lo que el equipo considera que no es imprescindible para un entorno orientado a juegos: apps de la Microsoft Store, muchos servicios del ecosistema, componentes de integración con la nube y funcionalidades que, aunque no uses todos los días, pueden resultar útiles en ciertos casos.

ReviOS sigue una aproximación algo más conservadora. También limpia mucho bloatware y reduce el número de procesos residentes, pero intenta que la experiencia siga siendo relativamente completa. La idea es que un usuario que no solo juega, sino que también imprime documentos, usa aplicaciones ofimáticas o necesita software profesional concreto, tenga menos problemas de compatibilidad.

Precisamente, la compatibilidad es uno de los puntos donde más hay que hilar fino. No es raro que, en estas versiones modificadas, algunas funciones consideradas “secundarias” se rompan o se vuelvan más caprichosas. Por ejemplo, la Microsoft Store puede dejar de funcionar o funcionar de forma limitada, algunos juegos con sistemas anti-cheat muy intrusivos pueden detectarlo como entorno no soportado y herramientas de empresas pueden negarse a instalarse.

También pueden aparecer dificultades con impresoras en red, escáneres, software de gestión corporativo o programas que confían en servicios concretos de Windows que aquí han sido desactivados o eliminados. Si el PC lo usas solo para jugar y navegar, puede que no notes nada. Pero si en algún momento lo necesitas para teletrabajar o para conectar dispositivos de terceros, es posible que te toque pelearte con drivers y configuraciones adicionales.

Principales inconvenientes de AtlasOS y ReviOS

Más allá de las ventajas, es importante poner sobre la mesa los inconvenientes reales de optar por una ISO personalizada. Instalar AtlasOS o ReviOS no es como cambiar el tema de Windows: es una decisión que puede condicionarte bastante a medio y largo plazo.

El primero es evidente: todo lo que se elimina o desactiva puede romper compatibilidades. Juegos con anti-cheat agresivo, como algunos shooters online, pueden negarse a funcionar si detectan que el sistema tiene componentes críticos tocados. Lo mismo puede ocurrir con software bancario, aplicaciones corporativas o herramientas que dependen de servicios de seguridad o de la propia Store.

Otro inconveniente importante es la dependencia de la comunidad y del propio proyecto. Si con el tiempo el equipo que mantiene AtlasOS o ReviOS cambia de rumbo, se ralentiza o abandona el desarrollo, te quedarás con un sistema que, aunque funcione, puede ir quedándose atrás respecto a los parches oficiales de Microsoft o a nuevos requisitos de juegos y aplicaciones.

Además, al tocar cosas tan profundas como servicios del sistema, temporizadores, políticas de seguridad y permisos, es fácil que aparezcan efectos secundarios difíciles de diagnosticar: desde caídas extrañas de FPS en un juego concreto hasta pantallazos ocasionales o errores raros con hardware muy específico. No siempre hay una solución simple, y muchas veces toca bucear en foros y Discords para encontrar casos parecidos.

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Por último, está la cuestión de la responsabilidad sobre la seguridad. Al renunciar a gran parte de la protección por defecto de Windows (Defender activo, actualizaciones automáticas, SmartScreen, etc.), cualquier descuido con descargas dudosas, claves pirata o software de origen poco claro puede tener más consecuencias. No es que el sistema quede desprotegido por completo, pero sí te obliga a ser más cuidadoso y a mantenerte al día de las buenas prácticas básicas.

¿Merece la pena para jugar a Minecraft con un portátil modesto?

Tomemos el caso concreto de un usuario típico que quiere jugar a Minecraft en un portátil con hardware limitado. Por ejemplo, un equipo con procesador Intel Core i5-7200U (2 núcleos / 4 hilos, 2,5-3,1 GHz), 8 GB de RAM DDR4, SSD SATA de 256 GB, gráfica integrada Intel HD 620, pantalla de 15,6″ a 1366×768 y actualmente con Windows 10 20H2.

En una máquina así, cualquier reducción en el consumo de recursos del sistema se nota bastante, porque el margen de potencia disponible es muy justo. Minecraft, aunque no parezca el juego más exigente del mundo, puede volverse bastante pesado con shaders, texturas de alta resolución o muchos mods de rendimiento y calidad gráfica.

Pasar a una edición muy optimizada como AtlasOS o ReviOS puede ayudarte a arañar unos cuantos FPS adicionales y mejorar la estabilidad si sueles tener tirones por culpa de procesos en segundo plano. En portátiles de este tipo, 1 GB extra de RAM libre en el arranque y una CPU menos saturada por servicios inútiles se traducen en menos stuttering cuando el sistema decide hacer cosas a escondidas.

Dicho esto, también hay que considerar que Minecraft no tiene un sistema anti-cheat extremo como otros juegos competitivos, y que su principal cuello de botella suele ser la CPU y la optimización del propio Java. En muchos casos, ajustar correctamente la versión de Java, usar mods como Sodium, Lithium o similares, y optimizar la configuración gráfica produce mejoras muy significativas incluso en un Windows estándar.

En este escenario, si el portátil se va a usar prácticamente solo para jugar a Minecraft, navegar y poco más, AtlasOS puede resultar tentador por su enfoque radical en el rendimiento. Si en cambio también lo necesitas para estudiar, conectar impresoras, usar aplicaciones de la universidad o herramientas ofimáticas sin quebraderos de cabeza, ReviOS ofrece un compromiso más sensato, manteniendo muchas más funciones de Windows operativas.

Cuándo puede ser mejor abandonar Windows y probar Linux

Hay otro ángulo que conviene no pasar por alto: si tu motivación principal es que estás harto del bloatware, de la telemetría y de que el sistema se coma recursos sin motivo, quizá el problema de base no se solucione solo “adelgazando” Windows. A veces merece la pena plantearse un cambio más radical.

Hoy en día existen distribuciones como Linux Mint, Pop!_OS o Zorin OS que ofrecen una experiencia muy amigable incluso para usuarios que vienen de Windows, con escritorios pulidos, consumo de recursos contenido y una política de privacidad mucho más respetuosa. Gracias a Steam Proton y otras capas de compatibilidad, la mayoría de juegos de Steam funcionan tan bien o mejor que en Windows, especialmente en hardware modesto.

Si tu principal objetivo es sacarle todo el jugo posible a un equipo viejo o poco potente y reducir al máximo procesos innecesarios, un buen Linux ligero puede darte una sensación de rapidez y control superior sin tener que depender de proyectos de terceros que modifiquen a fondo Windows. Eso sí, la compatibilidad de algunos juegos concretos fuera de Steam o con anti-cheat cerrado sigue siendo un punto débil.

En el caso concreto de Minecraft, la versión Java suele funcionar muy bien en Linux, y hay launchers multiplataforma que hacen que la experiencia sea bastante cómoda. Si además no necesitas programas muy específicos de Windows para estudiar o trabajar, migrar a Linux puede ser una alternativa más limpia y sostenible que ir parcheando Windows con ediciones personalizadas.

Tanto AtlasOS como ReviOS son opciones muy potentes para quienes buscan un Windows extremadamente optimizado y con menos basura, pero conllevan riesgos en compatibilidad, seguridad y mantenimiento que hay que valorar con cabeza; si solo quieres ganar algo de rendimiento en un portátil modesto para juegos como Minecraft y seguir usando el equipo para el día a día, ReviOS o incluso un Windows bien optimizado a mano pueden ser más equilibrados, mientras que si lo que de verdad te agobia es el propio modelo de Windows con su telemetría y su consumo de recursos, quizá haya llegado el momento de plantearse un salto a Linux como solución más limpia a largo plazo.

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