Nuevo anillo inteligente con diseño INFOBAR y revolución en los smart rings

Última actualización: 18 de diciembre de 2025
Autor: Isaac
  • Los anillos inteligentes se consolidan como wearables clave para salud, sueño y bienestar digital, con Oura como referencia del sector.
  • Oura Ring 4 mejora precisión y comodidad con Smart Sensing, nuevas funciones de estrés y salud femenina, y un diseño de titanio más refinado.
  • El mercado se diversifica con anillos para pagos, autenticación, deporte y filtrado de notificaciones, mientras Samsung y Apple preparan sus propias apuestas.
  • Los smart rings complementan al smartwatch: el anillo domina en monitorización discreta y descanso, y el reloj sigue mandando en deporte y notificaciones activas.

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Los anillos inteligentes han pasado de curiosidad futurista a accesorio de moda tecnológica en muy pocos años. De ser simples gadgets experimentales han evolucionado hasta convertirse en herramientas avanzadas de salud, bienestar y productividad, con diseños que ya compiten en elegancia con la joyería tradicional.

En este contexto irrumpe con fuerza la idea de un nuevo anillo inteligente con diseño INFOBAR, que se suma a una ola de dispositivos donde marcas como Oura, Amazfit, Samsung, Apple o propuestas de nicho como Spktrl están redefiniendo cómo nos relacionamos con nuestros datos, con el móvil e incluso con el descanso. Vamos a desgranar todo lo que está pasando en este segmento para entender por qué el anillo se ha convertido en el wearable del momento.

Oura: el anillo inteligente que ha conquistado Silicon Valley y Europa

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En solo una década, Oura Health ha pasado de ser una startup finlandesa a una potencia tecnológica europea valorada en torno a 11.000 millones de dólares. Su producto estrella, el Oura Ring, ha demostrado que un simple anillo puede ofrecer mediciones cercanas a las de equipos clínicos, integrando sensores avanzados en un cuerpo de titanio minimalista.

La compañía nació en 2013 en Oulu con una idea clara: crear una alternativa discreta y cómoda a los relojes inteligentes. Mientras los smartwatch acaparan muñecas, Oura apostó por el dedo como punto estratégico para recopilar datos como frecuencia cardíaca, temperatura corporal o calidad del sueño con alta precisión.

Este enfoque ha calado tanto que el Oura Ring se ha convertido en un accesorio habitual entre ejecutivos de grandes tecnológicas, emprendedores del Silicon Valley y personalidades de alto perfil. Entre sus usuarios se mencionan figuras como Mark Zuckerberg (Meta), Jack Dorsey (Twitter), Michael Dell (Dell Technologies) o Marc Benioff (Salesforce), además de miembros de la realeza británica.

El tirón mediático no es casual: más de 5,5 millones de unidades vendidas en todo el mundo y unos ingresos anuales cercanos a los 500 millones de dólares —el doble que el año anterior— consolidan a Oura como uno de los grandes casos de éxito del sector de los wearables centrados en salud.

Uno de los grandes factores diferenciales es su modelo de negocio: combinan hardware premium con una suscripción mensual. El anillo se compra de entrada, pero el verdadero potencial se desbloquea con un plan que da acceso a métricas avanzadas, recomendaciones personalizadas y comparativas de rendimiento a lo largo del tiempo.

Cómo mide el Oura Ring tu salud y tu descanso

El Oura Ring se apoya en sensores ópticos y de temperatura para monitorizar parámetros clave las 24 horas del día. No se limita a contar pasos: su fuerte está en el análisis del sueño, la recuperación y el equilibrio entre esfuerzo y descanso, ofreciendo una puntuación de “preparación” diaria que resume cómo está tu cuerpo.

Entre los datos que recopila destacan la frecuencia cardíaca, la variabilidad de la frecuencia cardíaca (HRV), patrones de sueño y temperatura. La posición en el dedo, bien irrigado por arterias, permite obtener señales estables que mejoran la precisión respecto a algunos sensores de muñeca, sobre todo por la noche.

La empresa afirma que sus algoritmos han sido validados por instituciones médicas internacionales y orienta toda la experiencia a la salud proactiva: saber cuándo bajar el ritmo, cuándo apretar en el entrenamiento y cómo optimizar el descanso. De ahí que se haya convertido en un referente para personas que se toman en serio su bienestar diario.

A todo esto se suma la integración con servicios adicionales, como análisis de sangre vinculados al ecosistema digital del anillo. El usuario puede recibir informes completos de su estado físico y orientación personalizada, acercando la experiencia a la de un asistente médico digital que se lleva puesto todo el día.

Para impulsar este crecimiento, Oura cerró una ronda de inversión de unos 900 millones de dólares liderada por fondos como Fidelity, Iconiq Capital y Whale Rock. Esta inyección de capital refuerza su expansión a nuevos mercados y acelera el desarrollo de algoritmos apoyados en inteligencia artificial.

Oura Ring 4: nueva generación, más precisión y mejor diseño

La cuarta generación del anillo de Oura llega con cambios importantes. El Oura Ring 4 apuesta por un diseño totalmente circular, más fino y cómodo, ampliando la oferta de tallas para adaptarse a más tipos de dedos y mejorando al mismo tiempo la precisión de las mediciones.

Uno de los grandes avances es la tecnología Smart Sensing, un sistema de detección dinámica que optimiza la ruta de la señal en tiempo real. El anillo incorpora ahora 18 “vías de señal” (diez más que el modelo anterior), lo que le permite buscar el mejor camino para obtener datos fiables aunque el anillo se mueva ligeramente.

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Gracias a este sistema, Oura afirma haber logrado una mejora del 120% en la calidad de señal para la medición de SpO2 (oxígeno en sangre), además de reducir en torno a un 7% las interrupciones de frecuencia cardíaca diurna y un 31% las nocturnas. Menos cortes en la señal se traducen en gráficos más completos y análisis más sólidos.

Los sensores internos también se han refinado físicamente: ahora solo sobresalen unos 0,3 mm del interior del anillo, frente al milímetro largo de la versión previa. Esto hace que el contacto con el dedo sea más uniforme y mejora la comodidad para llevarlo las 24 horas, incluso durmiendo.

En cifras, el Oura Ring 4 presenta un grosor de 2,88 mm y una anchura de 7,90 mm, con un peso que ronda los 5,2 gramos en función de la talla. El material elegido sigue siendo titanio hipoalergénico, tanto en el interior como en el exterior, con acabados en plata (mate y brillo), oro, oro rosa y negro (también en mate o brillante).

La gama de tallas es otro de los puntos fuertes, con doce medidas que van desde la 4 hasta la 15 para cubrir más perfiles de usuario que el Oura Ring 3. Además, la batería promete hasta ocho días de uso por carga, con un tiempo de recarga que oscila entre 20 y 80 minutos según el nivel inicial. Todo ello con resistencia al agua hasta 100 metros, de modo que se puede llevar sin problema en la ducha o nadando.

Nuevas funciones: estrés, actividad y salud femenina

En el apartado de software, el Oura Ring 4 introduce más inteligencia. Para empezar, incluye más de 40 tipos de actividades en su sistema de Detección Automática de Actividad, que ahora también identifica de forma automática los cambios en la frecuencia cardíaca durante el día.

Una de las mayores novedades es la función Daytime Stress (estrés diurno), diseñada para mostrar de manera clara en qué momentos y contextos se disparan los marcadores de estrés fisiológico. Así, el usuario puede relacionar situaciones, hábitos o entornos concretos con el aumento del estrés y actuar en consecuencia.

En el terreno de la salud femenina, Oura ha reforzado las prestaciones con la función Fertil Window, que ofrece datos sobre días potencialmente fértiles y probabilidad de concepción en base al ciclo menstrual. Este tipo de información no solo es útil para quienes buscan embarazo, sino también para entender mejor el impacto hormonal en el descanso y el rendimiento diario.

Todo se gestiona desde la aplicación de Oura para iOS y Android, que se ha rediseñado para ofrecer una interfaz más clara y manejable. Desde ella es posible revisar métricas históricas, recibir recomendaciones diarias y ajustar la experiencia según los objetivos personales.

En cuanto a precios, el Oura Ring 4 parte de 399 euros para los modelos estándar, subiendo hasta los 549 euros en los acabados premium de oro y oro rosa. Estas cifras sitúan al dispositivo claramente en el segmento de lujo tecnológico dentro de los anillos inteligentes.

El salto de Oura hacia la monitorización de la presión arterial

Más allá del sueño y la actividad diaria, Oura está moviendo ficha en un ámbito crítico: la prevención de la hipertensión y otros problemas cardiovasculares. La empresa ha anunciado un estudio denominado “Blood Pressure Profile” que se integrará en la función Oura Labs dentro de su app.

El objetivo es explorar si el anillo puede estimar la presión arterial sin necesidad de manguitos inflables ni otros equipos médicos tradicionales. La idea es aprovechar las señales fisiológicas del dedo —pulso, cambios de volumen sanguíneo, temperatura y otros parámetros— para anticipar riesgos de hipertensión de forma pasiva, mientras el usuario hace su vida normal.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la hipertensión afecta a una de cada seis personas en el planeta, muchas veces sin síntomas evidentes, y se relaciona con accidentes cerebrovasculares, infartos y daño renal. Poder detectar indicios tempranos con algo tan discreto como un anillo supondría un avance enorme.

Ricky Bloomfield, director médico de Oura, ha explicado que el anillo está diseñado para capturar datos directamente de las arterias del dedo, lo que podría ofrecer ventajas de precisión frente a los dispositivos de muñeca. El estudio pretende precisamente validar este enfoque y, en caso de éxito, presentar la función ante la FDA estadounidense para su aprobación.

Este mismo enfoque se extiende al seguimiento del estrés crónico y del impacto de la vida diaria en el organismo. Utilizando métricas como la calidad del sueño, la continuidad de las fases, microvariaciones nocturnas de pulso y temperatura, el sistema pretende mostrar cómo responde el cuerpo a la presión continuada.

Anillos inteligentes más allá de Oura: notificaciones, pagos y bienestar digital

El mercado de los anillos inteligentes no se limita al segmento de salud. En los últimos años han surgido propuestas que buscan, por ejemplo, reducir la dependencia del móvil sin desconectarnos del todo. Uno de los casos más llamativos es el Spktrl Light Ring, desarrollado por una startup francesa.

Este anillo apuesta por la llamada “tecnología silenciosa”: en lugar de bombardear con alertas, filtra las notificaciones y las traduce en pequeños destellos de luz. Un diamante de laboratorio de 1,5 quilates incrustado en la parte superior se ilumina en distintos colores según la prioridad o el tipo de mensaje: verde para trabajo, azul para familia, púrpura para redes sociales, con ajustes finos de matiz, brillo y saturación.

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El sistema combina Bluetooth de bajo consumo e inteligencia artificial para aprender de los hábitos del usuario y modificar tanto la frecuencia como la intensidad de la luz según el contexto. Si estás en una reunión o fuera del horario laboral, el algoritmo puede suavizar o limitar las alertas, evitando interrupciones innecesarias.

Además, el Spktrl Light Ring se presenta como una pieza de joyería de alto nivel, con guiños estéticos al art déco y al brutalismo. La forma del anillo quiere recuperar el carácter simbólico e identitario de la joya tradicional, pero con una capa tecnológica que le da sentido en el entorno digital actual.

La app asociada permite decidir qué aplicaciones pueden “hablar” con el anillo, en qué franjas horarias y con qué tipo de señal lumínica. Es un enfoque más orientado al bienestar digital y al control de la atención que a la salud física, pero encaja perfectamente en esta nueva generación de wearables discretos.

Pagos, identidad y funciones avanzadas en otros smart rings

Junto a Oura y a propuestas de bienestar digital como Spktrl, han aparecido anillos centrados en pagos sin contacto, identificación y seguridad. McLear Smart Ring, por ejemplo, convierte el dedo en una tarjeta contactless: sirve para pagar en terminales compatibles y abrir cerraduras inteligentes sin necesidad de sacar el móvil o la cartera.

El Token Smart Ring va un paso más allá con funciones de autenticación personal e inicio de sesión. La idea es que pueda sustituir contraseñas y tarjetas de acceso, permitiendo identificarte al acercar la mano a lectores compatibles, iniciar sesión en el ordenador o abrir puertas de forma segura.

Otros proyectos como el Movano Ring apuntan a la monitorización integral de la salud, con la promesa de medir presión arterial y glucosa junto a signos vitales básicos. Aún se encuentran en fases de desarrollo o validación, pero ilustran hacia dónde se dirige el sector: más datos, más precisión y más integración con el entorno médico.

En paralelo, múltiples modelos comparten un enfoque parecido al de Oura: análisis de sueño, frecuencia cardíaca, temperatura y oxígeno en sangre. Ejemplos como Odo Smart Ring, UltraHuman Ring AIR o RingConn Smart Ring —reconocido por premios de diseño internacionales— se mueven en precios que rondan los 220 a 325 euros, dependiendo de materiales y funciones.

La tendencia es clara: los anillos inteligentes se están consolidando como complemento de los relojes inteligentes. En algunos casos se plantean como sustituto nocturno o para actividades donde el reloj molesta, y en otros como pieza clave para pagos y autenticación, mientras el reloj se centra en notificaciones y deporte.

Helio Ring y la apuesta de Amazfit por el usuario deportista

Dentro de la oleada de smart rings orientados al rendimiento físico destaca el Helio Ring de Amazfit, con un precio en torno a los 300 euros. Su misión principal es complementar al smartwatch de la marca, especialmente en entrenamientos donde el reloj pueda resultar incómodo.

Con un peso de unos 4 gramos y carcasa de titanio con materiales hipoalergénicos, el Helio Ring está claramente pensado para atletas y deportistas avanzados. Es resistente al agua, hasta el punto de poder utilizarse buceando, y se carga de manera inalámbrica mediante un accesorio magnético.

Entre sus funciones encontramos monitorización de la conductancia de la piel, medición de SpO2, seguimiento del estrés y detección automática de diversas actividades deportivas. Además, es compatible con las principales apps de fitness, algo clave para quienes ya tienen un ecosistema de entrenamiento montado.

Su principal valor está en que se sincroniza con los relojes Amazfit para mejorar la precisión de los datos, combinando sensores del anillo y del smartwatch. Eso sí, no aporta funciones radicalmente nuevas respecto a lo que ya ofrecen los relojes, sino más bien un formato alternativo y más discreto.

Este enfoque encaja con la realidad de muchos usuarios: anillo para monitorización continua y sueño, reloj para entrenar y recibir notificaciones. Cada dispositivo cubre una parte del día y un tipo de necesidad distinta.

El movimiento de Samsung y los rumores del Apple Ring

Las grandes tecnológicas no se quieren quedar fuera del juego. Samsung anunció en el Mobile World Congress su Galaxy Ring, un anillo inteligente centrado en la salud que se integra con la plataforma Samsung Health. La idea es reforzar su ecosistema digital con un wearable más discreto, cómodo para dormir y capaz de medir parámetros de bienestar con alta precisión.

Este lanzamiento persigue un doble objetivo: marcar tendencia en accesorios de moda tecnológica y ofrecer una herramienta de monitorización más intuitiva que el reloj para ciertas situaciones. Eso sí, otras marcas se han adelantado, de modo que Samsung llega a un mercado ya caliente y con competidores fuertes.

En paralelo, Apple lleva años en el punto de mira con el hipotético Apple Ring. Aunque de momento es solo objeto de patentes y rumores, se especula con que incluiría funciones de monitorización de salud (frecuencia cardíaca, respiración, sueño, actividad física) y podría servir además como controlador para experiencias de realidad aumentada o virtual, en sinergia con Apple Vision Pro.

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Las patentes sugieren la posibilidad de gestos con la mano para interactuar con interfaces virtuales, lo que encajaría perfectamente en un anillo con sensores de movimiento y presión. Sería una pieza clave en el ecosistema de Apple, complementando al Apple Watch y a las gafas de realidad mixta.

Si finalmente se lanza, el Apple Ring no solo competiría en salud y fitness, sino que podría redefinir cómo manejamos la realidad extendida desde la mano, un terreno donde todavía hay mucho por explorar.

Smartwatch vs anillos inteligentes: diferencias reales en la práctica

Cuando se comparan relojes inteligentes y anillos, las diferencias van mucho más allá del tamaño. Los smartwatch destacan por su pantalla táctil y su versatilidad: permiten responder mensajes, atender llamadas, usar apps, ver mapas con GPS y controlar la música, entre mil cosas más.

Los anillos, por su parte, apuestan por ser dispositivos pequeños, discretos y centrados en pocas funciones clave. Normalmente priorizan la monitorización de salud (sueño, pulso, temperatura, estrés, saturación de oxígeno) y, en algunos modelos, pagos sin contacto o notificaciones mínimas.

Al no tener pantalla grande ni altavoces, la batería suele aguantar varios días, a veces hasta una semana, lo que los hace ideales para un seguimiento continuo sin preocuparse tanto por la carga. Esta ausencia de pantalla también los vuelve menos invasivos durante la noche.

En cuanto a precisión, tanto relojes como anillos usan acelerómetros y sensores ópticos para contar pasos y medir frecuencia cardíaca. La literatura científica muestra que el conteo de pasos y el pulso en reposo suelen ser bastante fiables, pero el cálculo de calorías quemadas presenta márgenes de error muy altos, incluso de hasta un 150% respecto a mediciones de laboratorio.

Para métricas más complejas como el VO2 máx, los relojes combinan frecuencia cardíaca, GPS y algoritmos de machine learning. Aun así, los estudios sitúan el error entre el 5% y el 13% frente a pruebas de laboratorio, por lo que deben interpretarse como estimaciones y no como datos clínicos definitivos.

Donde los anillos empiezan a sacar ventaja es en el seguimiento del sueño y de la recuperación nocturna. Son menos molestos, no vibran ni iluminan la habitación con notificaciones, y muchos usuarios los perciben como más cómodos para dormir.

De hecho, una investigación publicada en 2024 en el Journal of Sleep Research indicaba que el 82% de los participantes prefería llevar un anillo en lugar de un reloj para dormir. El dedo, bien irrigado, ofrece señales claras de pulso y temperatura, algo que estos dispositivos aprovechan para calcular etapas de sueño y calidad de la recuperación.

Además, muchos anillos proporcionan una puntuación diaria de “preparación” basada en HRV, sueño, estrés y carga de actividad, lo que simplifica la interpretación de los datos. En modelos pensados para mujeres, también se incorporan funciones avanzadas de seguimiento del ciclo menstrual, ventanas fértiles o cambios hormonales.

En cambio, para quienes necesitan datos de entrenamiento en tiempo real, mapas, ritmo o altitud, el reloj sigue siendo el rey. Los sensores adicionales (GPS, altímetro, compás) y la pantalla interactiva son imprescindibles para deportes como correr, ciclismo o montaña.

Relación con el móvil y bienestar digital

Otro punto donde los anillos están ganando terreno es en la gestión de la relación con el smartphone. Más allá de dispositivos específicos como Spktrl, el propio auge de estos wearables está ligado al deseo de reducir la exposición constante a la pantalla.

Muchas estrategias de bienestar digital recomiendan limitar las notificaciones, usar modos como “No molestar” y revisar manualmente la configuración de cada app para evitar avisos innecesarios. Algunas personas incluso establecen zonas sin móvil en casa o fijan horarios concretos para revisar redes sociales.

Los anillos inteligentes encajan bien en este contexto porque permiten seguir midiendo salud y actividad sin depender tanto del reloj o del móvil. Al carecer de pantalla grande, invitan menos a “perderse” revisando datos a cada rato y actúan más como sensores en segundo plano.

Si a esto se suman funciones como los temporizadores de uso de apps, el modo de concentración o las notificaciones filtradas, el resultado es un ecosistema donde el teléfono pasa a ser una herramienta más controlada, sin renunciar por ello a la comodidad o a la conectividad.

En definitiva, los anillos inteligentes se están posicionando como el wearable ideal para un uso continuo, pasivo y discreto, mientras que el reloj queda para quienes necesitan pantalla, datos en tiempo real y control directo sobre las apps.

El panorama de los anillos inteligentes muestra un escenario muy dinámico: desde soluciones médicas avanzadas como Oura y los estudios para medir presión arterial, hasta propuestas de bienestar digital como Spktrl, pasando por modelos centrados en pagos, identidad o deporte puro como Helio Ring. En este caldo de cultivo, la llegada de un nuevo anillo inteligente con diseño INFOBAR tiene todo el sentido del mundo: suma diseño llamativo a un formato que ya ha demostrado ser cómodo, preciso y cada vez más versátil, situando al dedo como el nuevo centro de mando de nuestra vida digital y de nuestra salud.

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