Síntomas de alarma de un SSD que está muriendo: señales, pruebas y qué hacer

Última actualización: 14 de octubre de 2025
Autor: Isaac
  • Congelaciones, archivos corruptos y reparaciones forzadas indican problemas físicos o lógicos del SSD.
  • SMART, temperatura y errores no corregibles son las métricas críticas a vigilar con CrystalDiskInfo y herramientas del fabricante.
  • Copia de seguridad, SFC/CHKDSK y clonado permiten ganar tiempo y migrar con seguridad antes del fallo total.

sintomas SSD fallando

Imagínate encender el portátil para rematar un trabajo y notar que todo va a tirones, los programas se cuelgan y tus archivos no responden. Ese silencio absoluto del SSD es la peor de las alarmas: en muchas ocasiones la unidad avisa con señales sutiles antes de dejarte tirado del todo.

La buena noticia es que la mayoría de esos avisos pueden detectarse a tiempo con un poco de observación y herramientas gratuitas. Aquí vas a ver todos los síntomas clave, cómo interpretarlos, qué comprobar en SMART, qué pruebas pasar en Windows y qué pasos dar para salvar tus datos y decidir si conviene clonar o reemplazar.

Salud del SSD y esperanza de vida: qué significa realmente

Cuando se habla de “salud” de un SSD nos referimos a cuánta vida útil le queda según su desgaste. A diferencia de los HDD, que guardan datos en platos magnéticos, un SSD escribe en celdas de memoria NAND que se degradan con los ciclos de borrado y escritura. Esta degradación se monitoriza con SMART y métricas como porcentaje de vida restante, nivel de desgaste y bloques reasignados.

La vida media de un SSD de consumo suele moverse entre 5 y 10 años, pero no es una cifra fija: depende del uso. Factores como transferencias frecuentes de archivos muy grandes, temperaturas altas (especialmente en NVMe sin buen disipador), picos de energía o cargas de escritura intensivas (edición de vídeo, bases de datos locales) pueden acortar su duración.

Además de la resistencia (TBW), que indica los terabytes escritos que soporta la NAND, conviene entender indicadores de fiabilidad como tiempo medio entre fallos (MTBF) y AFR (tasa de fallos anualizada). MTBF/AFR hablan de fallos electrónicos “aleatorios” de controladora y circuitería, y no sustituyen al TBW: son lentes complementarias.

Los datos de campo confirman que muchos usuarios no reaccionan al ver señales. En un análisis de 101.394 SSD, alrededor del 15,91% estaban en estado “muy malo” (0–25% de salud), un 2,14% “malo” y un 4,84% “normal”, con el resto (77,11%) “bueno”. Es decir, casi 1 de cada 5 SSD estaban cerca del fallo y seguían en uso. El problema no es sólo técnico, también de falta de conciencia.

Señales de alarma: los síntomas que no debes ignorar

  • Un SSD puede degradarse en silencio, pero deja pistas. No todas implican una muerte inminente, pero varias juntas pintan un escenario claro. Estas son las más comunes y lo que significan.
  • Congelaciones, cuelgues y pantallazos azules (BSOD) recurrentes. Una BSOD aislada no es necesariamente grave, pero si se repite y el código apunta a almacenamiento, es una bandera roja. Comprueba el Visor de eventos y anota el código de error del pantallazo para acotar si la causa puede ser el SSD.
  • Lentitud notable, sobre todo al escribir. Si al guardar archivos grandes, instalar software o aplicar actualizaciones todo va mucho más lento que antes, puede que la controladora esté reintentando escrituras y reubicando datos por celdas débiles. Si la unidad está casi llena, libera espacio y prueba; si no está llena y sigue lenta, toca investigar desgaste.
  • Archivos que desaparecen, se corrompen o no se abren. Mensajes como “el archivo o directorio está dañado e ilegible” revelan que hay datos que el ECC ya no corrige. Si el patrón se repite con los mismos ficheros o carpetas, la NAND puede estar fallando.
  • Errores al guardar o abrir documentos. Fallos al escribir, cuadros de diálogo que impiden guardar cambios o aplicaciones que se cierran al tocar ciertos archivos son consistentes con bloques defectuosos en zonas concretas.
  • “Reparación obligatoria del sistema de archivos”. Si Windows insiste en reparar el sistema de archivos al arrancar y vuelve a ocurrir, no te quedes sólo con el arreglo automático: es síntoma de corrupción que puede originarse en la unidad.
  • Arranque lento o el sistema no reconoce el SSD. Si Windows tarda mucho en iniciar o de repente el SSD deja de aparecer en el sistema o incluso en BIOS, mal asunto. Si reaparece en un segundo intento, haz copia de seguridad inmediatamente porque ese “aire extra” suele durar poco.
  • La unidad cambia a modo sólo lectura. Es un mecanismo de protección: la unidad permitirá leer pero bloqueará las escrituras para evitar corrupción adicional. Es tu oportunidad para copiar todo lo importante antes del reemplazo.
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SMART y otros indicadores técnicos que debes vigilar

SMART (Self‑Monitoring, Analysis and Reporting Technology) reúne contadores de uso y salud. No es infalible, pero ofrece pistas valiosas. Claves a revisar:

  • Vida útil restante o nivel de desgaste: cuando el porcentaje baja mucho, planifica el reemplazo.
  • Bloques reasignados / sectores reasignados: la controladora sustituye celdas malas por reservas; si crecen, la reserva se agota.
  • Errores no corregibles: si aparecen, ya hay datos que el ECC no puede salvar.
  • Ciclos de encendido y “unsafe shutdowns”: los apagados bruscos y cortes de luz aceleran problemas.
  • Temperatura: NVMe calientes requieren disipador; las altas temperaturas acortan la vida.

Herramientas recomendadas: CrystalDiskInfo (Windows, gratis) muestra estado de salud y atributos SMART; en Windows puedes consultar un estado básico con wmic diskdrive get status o en Seguridad de Windows la sección “Rendimiento del dispositivo y estado”.

Utiliza también el Visor de eventos. Si ves eventos como el ID 153 u otros errores de E/S sobre el disco del sistema, es una pista directa de que la ruta de almacenamiento (controladora, cableado o SSD) está sufriendo.

Diagnóstico adicional: GSmartControl y HDDScan permiten lanzar autodiagnósticos cortos y extendidos y escaneos de superficie que detectan bloques débiles. Las utilidades del fabricante (Samsung Magician, Western Digital Dashboard, Crucial Storage Executive, etc.) añaden indicadores propios y actualizaciones de firmware.

Por qué mueren los SSD: del desgaste a la “muerte súbita”

Un HDD suele avisar con sectores dañados o ruidos mecánicos; en SSD el escenario es distinto. La unidad se compone de controladora y chips de memoria en la misma placa. Si falla cualquiera, los datos pueden quedar de golpe inaccesibles.

La controladora mantiene tablas FTL (traducción de direcciones), firmware, SMART y claves de cifrado en áreas internas. Esas zonas de sistema no siempre se pueden reubicar, por lo que se desgastan más que el resto, especialmente en modelos DRAM‑less. Si una de esas celdas críticas muere, la controladora pierde información esencial y la unidad puede quedar inutilizada.

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El “wear leveling” reparte escrituras y el sobreaprovisionamiento aporta celdas de reserva para sustituir las dañadas. Esto alarga mucho la vida, pero esa reserva es finita. Cuando se agota, la unidad puede entrar en modo sólo lectura o directamente dejar de responder.

Los cortes eléctricos y apagados inseguros son especialmente peligrosos. Si había datos en caché pendientes de volcar (incluidos metadatos críticos), un corte puede corromper el área de sistema. Usa, si puedes, un SAI en sobremesas.

¿Un 10% de salud significa muerte inminente? No siempre. Hay unidades que tardaron casi 10 años en llegar a ese nivel y aún aguantan algo más, pero el desgaste puede acelerarse de repente si sube la temperatura o cambian tus cargas de escritura. Ese es el momento de vigilar muy de cerca y preparar el reemplazo.

Cómo comprobar y reparar lo reparable (software)

Primero: copia de seguridad de inmediato. Si sospechas del SSD, no esperes. Copia local o nube, lo que sea más rápido. Luego, procede en este orden:

  1. Revisa el estado con CrystalDiskInfo. Instálalo y comprueba estado de salud y temperatura. Si marca “Bueno” pero hay síntomas, aún podrían ser problemas del sistema solventables.
  2. Ejecuta una comprobación de archivos del sistema. Abre un Símbolo del sistema con privilegios de administrador y lanza sfc /scannow. Si faltan o están corruptos, Windows los repondrá automáticamente.
  3. Pasa CHKDSK. En CMD elevado, ejecuta chkdsk /f. Detectará y tratará de corregir errores lógicos del sistema de archivos. Puedes hacerlo en Modo seguro para ir más rápido y con menos interferencias.
  4. Observa el Visor de eventos. Si persisten cuelgues y aparecen errores de E/S o bloques defectuosos, el origen puede ser físico.

Importante: si el SSD ya muestra síntomas graves (sólo lectura, SMART en alarma, desapariciones en BIOS), evita cargas de escritura intensas. No desfragmentes (no aporta nada en SSD) y limita las pruebas a lo imprescindible para no acelerar el final.

Herramientas útiles para monitorizar y optimizar

  • CrystalDiskInfo es la referencia gratuita para leer SMART en Windows, con porcentaje de salud, temperatura y atributos clave. Alternativas y complementos: GSmartControl y HDDScan para autodiagnósticos y exploración de superficie.
  • Herramientas del fabricante como Samsung Magician, Western Digital Dashboard o Crucial Storage Executive muestran indicadores propietarios, aplican firmware y ofrecen funciones avanzadas de mantenimiento.
  • Opciones integradas de Windows: comando wmic diskdrive get status para un vistazo rápido; en Seguridad de Windows, “Rendimiento del dispositivo y estado” y el Visor de eventos para correlacionar errores de almacenamiento con cuelgues o BSOD.
  • Paneles sencillos. Si prefieres una vista “todo en uno” con salud restante, temperatura y rendimiento en tiempo real, soluciones tipo Camomile facilitan el seguimiento sin entrar en informes técnicos complejos.
  • Mantenimiento del sistema. Utilidades como Outbyte PC Repair ayudan a evitar cuellos de botella por controladores inestables o procesos en segundo plano que perjudiquen el rendimiento del subsistema de almacenamiento. Asimismo, un Driver Updater puede reducir fallos derivados de controladores obsoletos, lo que indirectamente beneficia la estabilidad del subsistema de almacenamiento.
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Qué hacer si la salud baja del 25% o ves señales graves

Actúa sin demora. Si la herramienta indica < 25% de salud o si tienes errores de sólo lectura, desapariciones o corrupción recurrente:

  • Haz copia de seguridad inmediata de todo lo crítico (nube o HDD externo).
  • Evita instalaciones y actualizaciones que escriban mucho en disco.
  • Mantén la temperatura a raya y reduce escrituras innecesarias.

Clonar o reinstalar. Si es la unidad del sistema, clónala a un SSD nuevo con Macrium Reflect o Clonezilla para conservar Windows, apps y datos. Es más rápido y seguro que empezar de cero cuando la unidad antigua está inestable.

Pequeñas optimizaciones mientras siga viva: desactiva la indexación si te penaliza en tu caso, reduce escrituras moviendo temporales a RAM (RAM disk en escenarios concretos) y, por supuesto, no desfragmentes un SSD.

Reemplazo. Sustituir el SSD a tiempo suele ser barato y rápido comparado con perder datos o afrontar una recuperación compleja. Considera garantía del fabricante (habitual de 3 a 5 años) y, en NVMe calientes, añade disipador.

Casos reales y matices que conviene tener presentes

Los síntomas pueden escalar en días. Hay usuarios que reportan pasar de lentitud notable a congelaciones al abrir carpetas en apenas una semana en SSD como el TR200. Antes de darlo por muerto, prueba otros cables, otro puerto SATA o conéctalo en otra máquina; si se repite, salva datos y planifica cambio.

No confundas señales de HDD con SSD. Ruidos de “clic” o zumbidos son propios de HDD mecánicos, no de SSD. En SSD, las pistas son lógicas (errores de archivo, modo sólo lectura, desapariciones), no acústicas.

SATA vs NVMe en fiabilidad. A largo plazo no hay una diferencia abismal de fiabilidad por interfaz; el matiz está en que algunos NVMe de última generación trabajan más calientes y agradecen disipador. Si te preocupa, revisa garantía de al menos 5 años.

Interno vs externo. Un SSD externo no es mucho más propenso a fallar por la tecnología en sí, pero su uso portátil y desconexiones accidentales en medio de escrituras aumentan el riesgo. Una carcasa resistente y expulsar con seguridad ayudan.

Recuperación de datos: cuándo y cómo intentarlo

Si el SSD todavía responde (aunque sea en sólo lectura), puedes intentar recuperar con software como Stellar Data Recovery, que permite escanear y listar archivos recuperables antes de pagar licencia. Si la unidad está inaccesible o dañada físicamente, los Servicios de Recuperación de Datos de SSD de Stellar ofrecen diagnóstico y opciones profesionales.

Ten en cuenta que la recuperación en SSD es más compleja que en HDD por la controladora, FTL y cifrados, y puede ser costosa y no garantizada. De ahí que la mejor defensa siga siendo tener copias de seguridad periódicas.

alertas SSD moribundo

Detectar a tiempo, monitorizar SMART y actuar con cabeza marca la diferencia entre un susto y un desastre: con copias de seguridad al día, herramientas como CrystalDiskInfo y utilidades del fabricante, y pasos prudentes (SFC, CHKDSK, clonado y reemplazo) es perfectamente viable anticiparse a un SSD moribundo y seguir trabajando sin dramas.

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